|EVE|
El día comenzó con una hoja en blanco y dos docenas de líneas esperando a ser rellenadas. En consecuencia de llegar tarde a la primera clase, añadí una falta de asistencia a mi expediente. Me mandaron derechito al aula de castigados, a trabajar en una redacción durante los próximos veinte minutos que le quedaban a la clase para finalizar. Seguían ese mismo procedimiento con todos los alumnos que llegaban tarde, a excepción de algunos profesores que no eran tan estrictos y solían permitir que entrásemos al aula. Mi profesor de Filosofía (Roberto) no formó parte de esa excepción.
El motivo de haberme despertado tarde, por no poder conciliar un sueño del todo profundo, no fue otro que el tener a Val dando la tabarra hasta las cinco de la mañana. Esa fue la hora en la que dejó de ver el dichoso reality de parejas. Durante la emisión, no dejó de comentar en voz alta, sobresaltarse de sorpresa cuando ocurría algo de su interés y chillar cuando veía alguna injusticia o motivo de su desagrado. Resumiendo: Fue una nefasta compañera de cama.
Cama en la que seguía durmiendo, porque no logré despertarla. Tampoco me atreví a jugar con fuego en una constante insistencia. Val llegaba a dar miedo cuando se enfadaba. Mucho miedo.
Terminé aquella redacción sobre la responsabilidad de ser puntual. Siendo sincera, no puse mucho de mí en ella, aparte de que parecía un trabajo para un niño de cinco años, aún sufría estragos de la mala noche que pasé. Las ojeras descansaban bajo mis ojos como dos sacos marrones y el cerebro lo seguía teniendo adormilado. Así que sobraba decir que no estaba al cien por cien.
—Buenos días, dormilona —canturreó Ari con voz enérgica, a la vez que me pasaba uno de sus brazos por los hombros—. Me ha dicho un pajarito que has llegado tarde a clase.
—He dormido mal.
—Pobre...
Reclinó la cabeza, apoyándola ligeramente sobre la mía. Varios mechones de su verde coleta descamparon por el aire en nuestros pasos, terminando por cruzarme la cara como si de un latigazo se tratase.
—¿Crees que ponerte ese pelucón bicolor y extra largo es la mejor opción para hacer una hora entera de Educación Física? Parecen dos látigos, no dejarás de cruzarte la cara y los brazos con los mechones.
—Eso mismo le he dicho yo.
Kaleb hizo su aparición estelar en mitad de las escaleras, tirando de una de las dos coletas de Ari, esa era de color rosa. Ella gruñó y le azotó el pecho, cuidadosamente para no hacerle daño en su reciente piercing.
—Tendré que usarlas, ¿no? —se apretó ambas coletas—. Para eso me dejo una pasta en tintes y pelucas; para lucir peinados nuevos cada día.
—Algún día te quedarás tonta de tanto amoniaco por los tintes y tanta presión en la cabeza por las pelucas.
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𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨 𝐈𝐧𝐞𝐱𝐩𝐞𝐫𝐭𝐨
RomanceElla vive obsesionada con él. Él vive obsesionado con todas menos con ella. Ella haría cualquier cosa por él. Él no haría nada en absoluto por ella, solo recordarle lo fuera de su alcance que está. Ella será su salvación en un momento de turbulencia...