Es mi culpa.
Es mi culpa que esta noche no estemos juntos, y no pueda escuchar tu voz antes de dormir. Que durante todo un día no pudiste reír ni mirarme con tus ojos brillantes. Que mis ojos ahora estén hinchados, y no pueda pronunciar tu nombre sin sentir otra lagrima deslizarse por mi rostro.
Ni siquiera sé la razón del llanto, si es claramente mi culpa. Absolutamente todo.
Una vez te alejaste debí dejarte ir.
Si no hubiese insistido esto no estaría pasando.
Podrías estar feliz con tus amigos.
Yo estaría mejor con un dolor más familiar.
Perdón por dejar que mis caprichos causen dolor en ti. No mereces esto.
Mereces a alguien capaz de quererte con su 100%. Alguien por quien no tengas que ir al otro lado de la ciudad. Alguien que te entienda, espere, respete, y busque lo mejor para ti.
Quisiera ser ese alguien. En verdad quiero.
Lo siento.
Ojalá te hubiese dejado ir.
