Decidí despertar temprano por una vez, y casualmente viajé cerca a tu hogar. Se siente tan familiar y a la vez horroroso, pensar que hace un año era distinto. Aún tan distante, pude sentir esa nostálgica emoción. La emoción de verte, o que pronto lo voy a hacer.
La fría brisa de la mañana me prepara para eso, y el insoportable ambiente me recuerda que ya no estás aquí. No me mal entiendas, esto no es sobre ti. El verano nunca trajo nada bueno, y tu fantasma en mi mente solo lo confirma. Me agota que regrese día tras día, y el calor intermitente hace difícil desconocerte.
Parte mía quiere que estés aquí para revivir esos momentos, incluso si sé que luego me asesinarán. Quiero volver a experimentar esas salidas llenas de inocencia que no sabía en lo que terminarían. Incluso si sé que es ridículo, imposible, e innecesario, quisiera verte otra vez.
Porque el verano pasado disfruté de esta estación, y fue tu manga larga y cabello despeinado lo que me permitió recordarla. Aunque ahora, un año después, me has dado dos razones más para odiarla: una falsa esperanza, y la ausencia de tu olor. Carajo, como extraño tu maldito olor. Incluso si no lo recuerdo.