Nadie me ha visto llorando. Incluso si me consuelan, no lo entienden realmente. Y si lo escucharon, no lo percibieron bien.
Nadie me ha visto hacer un largo puchero, y quedarme sin aire del dolor que estoy sintiendo.
Nadie me ha visto prolongar ese momento, y gastar horas tras horas ahogándome en lagrimas.
Nadie me ha visto mojar mi diario, y convertir mi desahogo en una hoja arrugada con tinta corrida.Nadie me ha visto realmente a los ojos, ni ha notado a esa niña avergonzada. Harta, que se siente una carga por estar llorando, pero que aún necesita ese abrazo que le asegure que todo estará bien.
Nadie me ha visto tratando de explicar que toda mi pena reside en su idea. Que cada llanto, protesta, gemido, es un reflejo de lo que fui con ella.
Nadie me ha visto llorando como lloraba ella. Y nadie entenderá el dolor que estoy sintiendo, sin ella aquí. Incluso si está en mi, solo yo la reconozco.Nadie.