Capítulo 9

470 48 2
                                    

La cita iba bien, Yuri y Jisung habían conseguido soltarse un poco, pero no del todo, por miedo a quedar mal entre si

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La cita iba bien, Yuri y Jisung habían conseguido soltarse un poco, pero no del todo, por miedo a quedar mal entre si.

Había comenzado a anochecer cuando salieron de la cafetería y se pusieron en marcha al parque de diversiones.

No obstante, Yuri vio horrorizada el enorme cartel rojo que abarcaba todo el portón del establecimiento y tenía escrito en letras blancas la palabra "cerrado" en mayúsculas, al igual que las enormes cadenas que lo cerraban.

—¿Qué pasa? –preguntó Jisung, al verla completamente pálida–.

—N–Nada, es solo que... Lo siento, todo salió tan mal –se disculpó rápidamente la pelinegra agachando la cabeza–.

Estaba al borde del llanto, era su oportunidad para quedar bien con el chico que le gustaba, ¡Y todo se arruinaba a último minuto!

El peliblanco se quedó en silencio, pensando en que hacer, no quería que se sintiera mal por algo que no estaba bajo su control, abrazarla le parecía demasiado invasivo, y llevarla a arrastras sin decir nada le parecía de psicópatas.

De la nada, una idea pasó por su mente, a esa hora los centros comerciales deberían estar abiertos, podrían ir a un arcade, aunque no estaba muy seguro de si le gustaban ese tipo de lugares, pero debería arriesgarse un poco, ¿No?

—Está bien, no es tu culpa, no podías saberlo –intentó reconfortarla el más alto, tomando tímidamente su mano– podemos hacer otra cosa, no hay problema.

—¿Cómo qué? –preguntó Yuri, intentando con todas sus fuerzas contener sus lágrimas, y sin notar el agarre en su mano–.

—¿Quieres acompañarme? Te mostraré –dijo el peliblanco, acariciando su mano con su pulgar–.

Solo entonces, Yuri notó su mano entrelazada con la de él, e instintivamente, su respiración se cortó, mientras su rostro, como siempre, enrojecía con fuerza, al igual que la punta de sus orejas

En cuanto la pelinegra asintió, Jisung se echó a correr, arrastrándola consigo.

Era una sensación extraña, pero increíble, ambos corrían como dos locos a los que alguien estaba persiguiendo, mientras reían por lo mismo.

Yuri estaba tan contenta que en cualquier momento podría saltar de alegría, su corazón bombeaba como loco, tal vez más rápido que el motor de un auto de formula uno.

Cuando llegaron a un edificio gigante de color gris, se detuvieron en la gran puerta de cristal del mismo.

La pelinegra le dirigió una mirada interrogante al más alto, que simplemente le sonrió antes de entrar al lugar.

Caminaron por diversos pasillos y escaleras, hasta llegar al 5to piso, las puertas eran de cristal, no obstante, algo las cubría por detrás, pues no se alcanzaba a ver absolutamente nada.

Puppy Love | Park JisungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora