Cap 6 🖤❤️

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Saint  estaba abriendo la cama cuando oyó abrirse la
puerta del dormitorio y Perth, con albornoz y el pelo
mojado, entró en la habitación.


–¿Qué haces aquí? –le preguntó sin disimular su enfado.


–Voy a acostarme –contestó él al tiempo que se quitaba
el albornoz.


Saint no pudo evitar quedarse mirando el duro y
musculoso pecho, el liso abdomen y el miembro
parcialmente erecto.


El corazón pareció querer salírsele
del pecho.


–Te he dicho que...


–Y yo te he dicho que vamos a compartir la cama
durante un mes aunque no hagamos el amor.


No voy a forzarte. Me conoces lo suficientemente bien como para
saber que nunca haría eso.



Saint tragó saliva.


–Eso da igual –Saint se pasó la lengua por los labios; de
repente, muy secos.



Perth lo miró con un brillo travieso e intenso en los ojos.


–Me parece que no sabes lo que quieres, Saint.


Hay momentos en los que me miras como si quisieras arrojarte a mis brazos y pasarte la vida abrazado a mí; en
otras ocasiones, me miras como si quisieses arrancarme
los ojos.



Vas a tener que decidirte por una cosa u otra.



Para Saint , el problema era que la razón le dictaba una
cosa y el cuerpo otra muy distinta. Desgraciadamente,
con las prisas de disimular lo mucho que le deseaba, se
apartó de la cama con demasiada brusquedad y, al
hacerlo, tiró accidentalmente el vaso de agua de la
mesilla de noche y las pastillas para dormir.



El vaso acabó en la alfombra y el bote de pastillas junto al pie
izquierdo de perth.


Con la boca seca, le vio agacharse para recoger el bote.


–¿Qué son estas pastillas? –preguntó perth , y frunció el
ceño mientras leía la etiqueta.


–Dámelas –Saint intentó arrebatárselas.


Perth apartó la mano, impidiéndole que se lo quitara, y
continuó leyendo.


–¿Pastillas para dormir? –preguntó él mirándolo
fijamente.


–¿Y qué? –Saint le miró con expresión defensiva–.
Mucha gente toma pastillas para dormir.


–¿Cuánto tiempo hace que las estás tomando?

Saint se cruzó de brazos y sus labios se cerraron en una
firme línea.


–Saint ... –Perth le alzó la barbilla, obligándolo a mirarle a
los ojos–. ¿Cuánto tiempo llevas tomando pastillas para
dormir?


Saint lanzó un tembloroso suspiro.


–Un tiempo... unas cuantas semanas... quizá dos meses.


–Deberías dejar de tomarlas. Crean adicción.


Saint alzó los ojos al techo.


–Hablas como mi médico.


–Caro, ¿tengo yo la culpa de que estés tomando pastillas
para dormir? –preguntó él con voz grave.


Saint pensó en las semanas de después de que Perth lo
echara de su vida, semanas en las que pasaba el día
entero durmiendo, sumido en una profunda depresión:
peinarse era todo un esfuerzo, ir a abrir la puerta era
como correr un maratón... Solo se había sentido a gusto
en el calor y la seguridad que la cama le proporcionaba.

Entre Diamantes Y Roma  (Adap. PerthSaint) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora