Cap 2 🖤❤️

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Un par de días más tarde, Saint recibió la inesperada
visita de Keith Patterson, su casero.

–Ya sé que le va a sorprender, señor suppapong , pero he
decidido vender el edificio a una constructora –dijo
Keith Patterson después de saludarle atentamente–. Me
han ofrecido una cantidad de dinero que no he podido
rechazar.

Con la crisis financiera, mi esposa y yo hemos
perdido bastante dinero y tenemos que pensar en
nuestra jubilación.

Y este es un buen momento.

Saint , alarmado, parpadeó.

Aunque estaba logrando
salir adelante, un traslado suponía un gasto imprevisto
y, sin duda, el nuevo alquiler sería mucho más caro.

No quería aumentar sus gastos, y menos ahora que había
contratado a una empleada.

No quería que su negocio
fracasara.


–¿Significa eso que tengo que irme a otro sitio?

–preguntó.

–Eso dependerá del nuevo propietario –contestó Keith–.
Si quisiera realizar cambios en el inmueble, tendrá que
pedir permiso al ayuntamiento, y eso llevará semanas,
quizá hasta un par de meses.

Me ha dado su tarjeta,
para que usted se ponga en contacto con él respecto al
alquiler.


Keith le dio una tarjeta.

A Saint le dio un vuelco el corazón al leer el nombre de
la tarjeta.


–¿Perth ... Perth Tanapon ha comprado el edificio?


–preguntó sin poder disimular su perplejidad.


–¿Sabe quién es? –preguntó Keith.

–Sí. Pero es un arquitecto, no un constructor.

–Quizá haya decidido hacerse constructor también
–comentó Keith–. Tengo entendido que ha ganado
varios premios con algunos de sus proyectos.

Parecía muy interesado en comprar el inmueble.


–¿Ha dicho por qué quería comprarlo? –preguntó Saint,
apenas pudiendo contener la ira.


–Sí, ha dicho que era por motivos sentimentales
–respondió Keith–. Quizá perteneciera a algún familiar
suyo en el pasado.

En los años cincuenta, había
bastantes italianos con fruterías por aquí.

Aunque no
me acuerdo de sus nombres.


Saint apretó los dientes. Sabía que nadie de la familia
de Perth había vivido allí; al menos, nadie de
importancia para él.

Perth apenas le había hablado de
su pasado, pero suponía que no se parecía mucho al
suyo.

Con frecuencia, se había preguntado si su noble
linaje no habría tenido que ver con el deseo de Perth decasarse con él en el pasado.

Una burla del destino que él
y su hermano gemelo fueran el resultado de las
relaciones ilícitas de su padre con un ama de llaves
cuando él y su esposa vivían en Londres.


Una vez que Keith Patterson se hubo marchado, Saint
clavó los ojos en la tarjeta encima del mostrador de la
tienda.


Se debatió entre romperla en trozos pequeños,
como había hecho con la otra dos días atrás, o si
llamarle para reunirse con él.

Entre Diamantes Y Roma  (Adap. PerthSaint) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora