Final 🖤❤️

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Tres semanas más tarde...

Saint estaba colocando ropa en las estanterías de la
tienda cuando entró Hilary, su madre. Hilary solo había
estado un par de veces en la tienda, y era la primera vez
que la veía después de su regreso de Italia.

Había
hablado con ella por teléfono un par de veces, pero por
poco tiempo y en ambas ocasiones la conversación
había sido fría y distante.

–Tienes la tienda preciosa –dijo Hilary.

–Gracias.

Se hizo un breve silencio.

–Estás muy delgado, Saint –comentó Hilary–. ¿Estás
seguro de que puedes llevar el negocio tú solo? Es
mucho trabajo.

–Puedo arreglármelas yo solo, no te preocupes
–contestó Saint colocando una chaqueta de bebé en
una estantería.

Hilary dejó escapar un suspiro al tiempo que agarraba
una chaqueta con unos conejitos bordados.

–Sé que todavía estás disgustado –dijo Hilary–. Y no te
culpo, lo que tu padre hizo no tiene perdón.

Saint se volvió para mirarla.

–Lo que hicieron los dos.

Tú mentiste tanto como él.

Tú has vivido una mentira.

Los ojos de Hilary se llenaron de lágrimas mientras se
apretaba la chaqueta al pecho.

–Lo sé. Y nunca dejé de temer que cualquier día se
descubriera la verdad –contestó Saint –. Desde el
principio quería habértelo dicho, pero tu padre me lo
prohibió.

No se fiaba de Nell Baker. Me pasé la vida con
miedo a que apareciera cualquier día para llevarte con
ella.

Supongo que era por eso por lo que siempre me
mostré tan distante contigo... no sabía si cualquier día
iban a venir a arrancarte de mis brazos.

Era la primera vez que Saint veía llorar a su madre y se
quedó perplejo.

–Yo creía que no me querías –dijo Saint –. Pensaba que
no era suficientemente bueno para ti.

–¡Oh, cielo! –exclamó Hilary–. Te adoraba.

Quise a todos
mis hijos.

Fluke frunció el ceño.

–¿Hijos? ¿Qué hijos?
Hilary acarició la chaqueta que tenía en las manos.

–Tuve cuatro abortos naturales en los dos primeros años
de casada.

Me sentía una fracasada.

–¿Por qué no me lo has dicho hasta ahora? –preguntó
Saint con incredulidad–. ¿Por qué no me lo contaste
cuando perdí a Lily?
A Hilary le temblaron los labios.

–Yo aborté a las pocas semanas de quedar embarazada,
tú perdiste a tu hija una vez nacida.

No tenía comparación posible.

Yo estaba avergonzada de no
poder procrear, de no haber sido padre.

Tú, al menos, sí
lo has sido, aunque solo durante unas horas.

–Tú has sido una madre –dijo Saint con los ojos llenos
de lágrimas–. Has sido y eres la única madre que tengo,
y te quiero.


Entre Diamantes Y Roma  (Adap. PerthSaint) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora