20 - Cinco minutos

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Los brazos de Milder aún me rodean, haciendo que su calor corporal se mezcle con el mío. Aún estamos en el pasillo, le susurró.

— Le dije a Summer que iría al baño, si nos ve aquí...

— No me importa que me vean así contigo.

Mi corazón retumba.

— Freddy, se sentirá muy mal cuando vea que le mentí y vea que estoy abrazada con su hermanastro en pleno pasillo.

Se queja en modo de protesta, deja de abrazarme y se endereza. Tengo que alzar la vista para verlo a los ojos. Milder suspira y entrelaza su mano con la mía, cosa que me hace saltar el corazón, arrastrándome dentro de la habitación.

— Ahora sí ¿Puedo volver a abrazarte?

Lo tomo de las manos y miro a mi alrededor nerviosa.

— Ni te preocupes, están en su antigua casa organizando algunas cosas para quedarse allá.

Asiento.

— Primero — Nos sentamos en su cama uno delante del otro — Puedes decirme que pasa. Bueno solo si quieres.

Los ojos de Milder viajan por segunda vez por toda mi cara, por unos segundos que me parecen eternos. Su mano se eleva para colocarse en mi mejilla y luego baja hasta mi hombro.

— ¿Te duele algo? — Me apresuró a preguntar.

— Recuerdas a la señora Alma — Asiento, Milder suspira. Me suelta las manos y se gira para mirar la ventana dándome la espalda — E-ella murió.

Pestañeo sin creer lo que acaba de decir. Debe estar muy triste. Perder a alguien que quieres es muy difícil.

Sin decir nada lo abrazo desde la espalda y recuesto mi cabeza en ella.

— Lo siento mucho Fredd, se que era alguien especial para ti — Sus manos llegan a las mías y las entrelaza. Recuerdo esa vez que ella le dijo que no iba a llegar a diciembre. Solo pensarlo se me estruja el corazón — Si quieres llorar está bien, estoy aquí.

— Quería que ella pudiera llegar a Diciembre así la podría ver un poco más.

Silencio.

— No pude despedirme — Se limpio una lágrima y me miro con una sonrisa triste — Al menos te pudo conocer.

Asiento.

— Y estoy agradecida de haberlo hecho. Estoy segura que la señora Alma está bien, donde sea que se encuentre.

Le tomo la mano y le doy un apretoncito. Milder se acercó y me besó con lentitud, pero se separó rápidamente, para abrazarme.

— Te extrañe desastre Cooper.

Suspira en mi cuello, haciéndome revolotear por dentro.

— Yo no puedo decir lo mismo Milder — Dije divertida, haciéndolo soltar una carcajada.

Milder me miro burlón.

— ¿Ah, sí? — Me tumba empujándome con una mano y luego se colocó encima mío con mucha agilidad. Con su otra mano sujeta mis muñecas y fue en ese mismo instante dónde mi corazón se detuvo.

No realmente, pero ustedes saben de lo que hablo.

Cuando su mano libre subió desde mi cintura hasta mis costillas pensé cualquier cosa estúpida en mi mente. Cuando de pronto sus dedos se movieron rápidamente sacándome una carcajada. Abro los ojos sorprendida, oooh no se atrevería, en cuestión de segundos ya me tenía retorciéndome de la risa debajo de él.

Siempre Lo SupeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora