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Namjoon lo vio todo muy imposible, pensó que, al día siguiente Seokjin se habría olvidado de sus planes y se iría con sus amigos apenas sonara la campana de salida, como siempre. Pero de hecho no, cuando la campana sonó y sus mejores amigos se pusieron de pie, listos para ir al parque y patinar como cada tarde, los amigos de Seokjin también se habían levantado ya para largarse a perder el tiempo, en cambio Seokjin permaneció en su asiento, jugando con sus dedos, nervioso, sin saber si debía acercarse a Namjoon o esperar a que él lo hiciera.

—Sí... hmmm, iré en un momento —le dijo a Yoongi, mientras este se quejaba porque quería irse ya y Namjoon simplemente intentaba ganar tiempo guardando sus cosas muy lento.

—No te demores —dijo saliendo de la clase junto con Hoseok.

El aula no estaba vacía en su totalidad, pero de a poco todos se estaba yendo. Ninguno de los dos chicos se había puesto de pie aún, Seokjin ocupaba un asiento en la segunda fila y Namjoon en el último, así que podía verlo pasar sus manos por el cabello, como si estuviera muy nervioso.

Al final, Namjoon ya no tuvo nada más que guardar en su mochila, así que no tuvo otra opción que pararse por fin.

—Seokjin... hola —habló cuando estuvo frente a él, el chico levantó la cabeza de inmediato, no se habían hablado directamente en el día hasta ese momento—. ¿Ya... nos vamos?

—Es que pensé que... tal vez no querrías...

—¿Por qué?

—Le dijiste a Yoongi y a Hoseok que los alcanzarías pronto.

—Pronto en la noche —corrigió—, o pronto mañana... no lo sé —murmuró—, pero si no quieres ir...

—¡No, no! —Se puso de pie tan bruscamente que Namjoon retrocedió un par de pasos—, lo siento... vamos.

Primero pasaron por el casillero de Namjoon, porque debía recoger su skate, ese era su medio de transporte, es decir, muchos en la escuela usaban bicicletas, motocicletas y por supuesto que algunos tenían sus propios autos, Seokjin era uno de esos, pero cada mañana decidía caminar.

Sus padres compraron ese auto a inicios de año para que él lo usara, sin embargo, no ocurría seguido.

—¿Lo llevas a todas partes? —Preguntó cuándo salieron del edificio—, el... skate.

—Oh... —Namjoon lo dejó en el piso y puso un pie encima—, sí... es decir, si puedo, no es que tenga una obsesión y no pueda bajarme de él.

Seokjin lo miró, ladeando un poco la cabeza y levantando un poco la ceja, dando a entender que aquello posiblemente era una mentira. Namjoon se dio cuenta y no puedo evitar reír.

—De acuerdo, tal vez sí tengo una obsesión —admitió.

Namjoon podía sentir su celular vibrar en su bolsillo, pero no iba a sacarlo, Seokjin caminaba a su lado contándole una historia sobre cómo intentó subirse a un skate en octavo grado y cayó de cara al suelo provocándole pavor a aquella tabla, no quería interrumpirlo o hacerle sentir que su historia no era interesante. Los mensajes y llamadas de sus amigos podían esperar, así como él había esperado demasiado por esto y no quería arruinarlo.

—¿Quieres un jugo? —Le preguntó Namjoon cuando pasaron frente a un puesto de bebidas frías, detuvo el skate con un movimiento rápido y lo colocó bajo su brazo—. Yo invito.

Seokjin sonrió, siguiéndolo para hacer el pedido. Namjoon se moría por una limonada fría y dulce, creía que eso lo ayudaría a mantener su azúcar estable y no moriría cada vez que veía sonreír a Seokjin, porque era fácil sentirse morir cuando esto pasaba.

Skate || NAMJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora