Capítulo 3

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1 Año atrás.

"No te voy a corresponder ahora, quiero seguir conociéndote, y tal vez, te ganes mi corazón"

Fueron las últimas palabras que dictó seriamente Memo, hace 3 meses. Sin ninguna pizca de humor.

Lionel formó una mueca, sin embargo aceptó el juego, sabía que iba a ganárselo, tenía el mundo del fútbol resultó, ¿por qué no un amorío comprado?

Lionel le mandó los avances a Andrés, quien asistió a otra junta realizada por el Tata, el cual sólo fueron quejas de todos los invitados, sin avances buenos, no hay ganancias, la FIFA no pagaría ni mil dólares por eso. Guardado no tuvo de otra que presionar al argentino, no sin antes darle una pequeña charla sobre la reciente duda de Lionel.

¿Estaba bien que ahora si quería proteger a Memo?, fue lo que preguntó con un tono inocente.

Lo que recibió fue un duro "concéntrate en tu trabajo, recuerda, es un amorío comprado, no uno verdadero"

Amorío comprado.

Fueron las palabras que más resonaron durante su cita de cortejo con Memo. No era capaz de concentrarse en todo lo que el portero le comentaba con entusiasmo, ni siquiera fue capaz de mirarlo a la cara. Las ganas que tuvo por proteger a Memo se fueron a la mierda.

Si no quería verlo como un amorío comprado, ¿con que ojos lo miraría? ¿cómo los de un depravado? Bebió la mitad de la botella de tequila que les habían traído, dejando perplejo a Guillermo. La idea de un depravado no le sobanaba bien, mucho menos cuando tuvo el descaro de darse placer con solo pensar en Memo esa vez en los baños.

—¿Te encuentras bien? —Una leve preocupación nacía de su cita.

—Guillermo, respóndeme algo. —No respondió su pregunta, en cambio, él quería hacerle una, por lo cual asintió.

—¿Ya he ganado tu corazón? —preguntó sin rodeos. Memo abrió la boca, cerrándola al segundo sin saber que responder.

Espero paciente la respuesta, sin embargo Guille no era capaz de formular alguna palabra.

—¿Te gusto ahora si?

—Lionel. —Lo llamó, logrando captar la atención del argentino, quien lo miró fijamente, ojos contenían sus lágrimas.

Memo sintió su corazón ser estrujado al verlo de esa manera, necesitaban un espacio más privado, no podía dejar que Lionel se desbordara en un restaurante lleno de personas. Pidió la cuenta y la pago, sin remordimientos al excesivo precio a pagar.

—¿Puedes levantarte? —No hubo respuesta.
Por un momento creyó que estaba en protesta por no haberle respondido a sus preguntas.

Con ayuda de uno de los empleados llevaron a Lionel hasta el coche, ahora el conduciría, un repentino cambio de rutina en las citas.

—¿Quieres que te lleve a tu casa o a un lugar en especial?

—¿Te pensas que el automóvil es tuyo? —habló con un tono mordaz.

—Perdón, te llevare a tu casa.

Durante el camino sintió gran culpa, simplemente no pudo decirle que "si", ni siquiera un "no". Era tan difícil confesar sus sentimientos, aún seguía reorganizándolos, todavía necesitaba tiempo, pero parecía que Lionel no tenía el tiempo suficiente, incluso había citas donde esté mostraba signos de desesperación.

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⏰ Última actualización: Apr 26 ⏰

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