"Lo hice para salvarte y lo haría de nuevo sin arrepentirme."
Si le decía eso, mi esposa no me creería por eso cerré la boca y le dije que fue amor a primera vista aunque eso...tampoco era mentira.
Con tal de evitar que cayera en manos del supuesto...
Viviendo medio año en este mundo, me percaté que estaba en la saga de libros que leí y para colmo, en la ciudad Ramallo perteneciente a la facción Cotton Candy dónde vivían los personajes principales.
Era alguien sin relevancia y me dediqué a trabajar en el gremio de cazadores estatales "Crunchy" como rastreador. Al no tener licencia, era descartable y el modo de sobrevivir dependía de las misiones que nadie en su sano juicio tomaría al ser de muerte segura.
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Entrar a fisuras para recolectar insumos y peleando con las alimañas que los resguardaban con el riesgo a ser asesinado, eran moneda corriente.
Como Daster Regis, un huérfano de guerra, fui entregado como rastreador al gremio hasta que cumplí los 17 años para comenzar a trabajar.
Si bien era un rastreador, no podía pelear pues era inútil por lo que me ocultaba esperando a que los fuertes hicieran la limpieza.
Me importaba un bledo ser un cobarde porque vivía bien. Tenía un departamento propio por lo que fui ahorrando para poder comprarme ropa, comida y salir de aquí tomando misiones como un desesperado.
Quería vivir bastante y tener dinero suficiente para mudarme a otra facción, una dónde mi seguridad estaría asegurada; Watermelon.
La mejor facción de todas donde los mutantes convivían entre nosotros y eran capaces de vivir sin ser discriminados.
Pero por qué esforzarme sin descanso si algún día lograría mi sueño?
Pues, a parte descubrí que el bastardo de Nehir aún no daba con la dragona y me dispuse a buscar la misión exacta para advertirle sobre el y salvarla de su cruel destino. Si una guerra se daba, hasta yo moriría mientras esa basura se salía con la suya sentado en su mansión abrazado de sus amantes.
Habiendo planeado el escape perfecto, el día que había estando aguardando llegó. La misión de rastrillaje de la criatura esencial tenía categoría F y al ser considerado de mala paga y de riesgo mortal A, nadie aceptaría.
Durante medio año cultivé una fama de tomar cualquier trabajo por insulso que fuese y así nadie dudaría de mí al aceptar ingresar a la fisura. Si regresaba con vida, cobraría pero tenía que demostrar estar gravemente herido para no llamar la atención y ya tenía lista la mochila para eso.
-Si te mueres, me puedo quedar con tu departamento? Bueno, en el hipotético caso por supuesto- el asistente del hangar, Stone, era un amigo bastante caradura que hice en este tiempo
-Volveré. No toques mis cosas- mi tono era el de alguien bien cabrón pero los que me conocían sabían que solo eran apariencias
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