De villana a camarera

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Antes de caer por primera vez en este mundo extraño y tomar el lugar de Shurin Rivell, vivía en Buenos Aires, Capital Federal. Allí me llamaba Gianni Montessori, descendiente de bicicleteros italianos.

Al fallecer mis abuelos, cada quien siguió su camino cerrando el negocio para dividir la herencia. Me mudé con una amiga a Parque Chacabuco para estudiar y trabajar debido a que mis viejos no pensaban ayudarme pues en medio del velorio armaron quilombo para rajarme a la calle pese a ser hija única ya que mis hermanos fallecieron.

 Me mudé con una amiga a Parque Chacabuco para estudiar y trabajar debido a que mis viejos no pensaban ayudarme pues en medio del velorio armaron quilombo para rajarme a la calle pese a ser hija única ya que mis hermanos fallecieron

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El mayor terminó en el penal de Sierra Chica por apuñalar a la mujer de un sindicalista y lo asesinaron en una pelea. El segundo, salió de joda, se emborrachó y un colectivo lo pisó.

Me quedé con mi amiga venezolana lejos de todo para salir adelante y ganarme unos pesos e irme a Italia a conocer a mis tíos abuelos. Estudiaba diseño gráfico en Palermo y por las noches trabajaba de mesera en un catering en el centro.

Pasó que un día al ser casi media noche, tomé la última formación del subte E para bajar en la estación San José e ir a trabajar, pero curiosamente no había nadie al acercarme a mi destino.

La gente despareció y supuse que estaban por cerrar pero un silbido acompañado de viento, llegaba de más adelante. El vagón se detuvo y salí despavorida al sentir frío en pleno verano y al girarme, la formación siguió su viaje solo para darme cuenta que bajé en la estación equivocada.

Sin dudas decía San José pero los murales y el andén eran diferentes por lo que creí era la vieja estación cerrada. Al subir para buscar a alguien, me choqué con una reja violeta y volví a bajar solo para hallar el andén repleto de criaturas negras traslúcidas.

Otro tren llegó y me puse a rezar pues la confusión mezclada con terror me invadió. El maquinista anunció en otro idioma similar al alemán la siguiente parada; Ramallo.

Palidecí para salir huyendo en dirección a las escaleras que se habían transformado en pasillos blancos. Intentando llamar a mi amiga en vez de correr, fue un terrible error. Al detenerme, cientos de manos huesudas brotaron de las paredes para arrastrarme hasta el fondo. Estaba aterrorizada y los gritos fueron en vano al ver caer mi celular con la llamada en curso.

 Estaba aterrorizada y los gritos fueron en vano al ver caer mi celular con la llamada en curso

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La Razón por la que me casé contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora