"Lo hice para salvarte y lo haría de nuevo sin arrepentirme."
Si le decía eso, mi esposa no me creería por eso cerré la boca y le dije que fue amor a primera vista aunque eso...tampoco era mentira.
Con tal de evitar que cayera en manos del supuesto...
El cazador y armero más letal durante la guerra, Thobias Holbrook, tenía dos hijos. Uno era su orgulloso sucesor, Photon de 36 años y su vergüenza, Phineas de 9 años. Nacido por un desliz con una prostituta, el muchacho fue recogido por su padre para llevarlo a entrenar y que sirviera a su hermano mayor.
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Pero el odio que Photon le tenía al niño, rebasaba la cordura. Tratando de eliminar a la mancha de su apellido, en los siguientes años sus intentos de asesinato fallaron como si dios lo quisiese vivo a toda costa.
Ya con 14 años Phineas fue ingresado a incursiones y a punto de matarlo, Photon asesinó a su padre por error durante una cacería de minerales donde una roca cayó sobre Thobias.
El que dirán era fuerte y para parecer buen hermano, se hizo cargo del muchacho. Cierto día, el mejor amigo y contratista de Photon, Mibem Franza, rentó una fisura nueva para buscar materiales caros.
Conociendo el objetivo de su disque amigo, Mibem sugirió que se llevaran a Phineas y así se hizo pero lo que no sé imaginaban, fue que Franza los traicionaría por la espalda. Golpeando a Phineas, pensaban abandonarlo dentro de la fisura cuando este se cerrara y a punto de escapar, Photon fue empujado de regreso en medio de la entrada.
Atrapado en la franja de cierre, Photon despareció, la fisura se cerró y Phineas que había presenciado todo, quedó varado en un mundo desconocido. Vagando sin rumbo por semanas dentro de un bosque iluminado por las plantas que no lucían comestibles y al abandonarse para morir, algo entre los árboles lo desconcertó.
Era la figura de una chica semidesnuda peliazul que lo miraba temerosa y al acercarse más, sus ojos azul profundo se encontraron con los amarillos suyos. Su pecho se aceleró y la necesidad de abrazarla fue tal que sin darse cuenta, estaban frente a frente.
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Phineas se había enamorado a primera vista de la chica a la que llamó Silvian pues el muro del idioma era confuso. Entrando en confianza, ella lo llevó a un refugio subterráneo repleto de objetos perdidos y robados a quienes se habían aventurado a entrar a la fisura.
Lo extraño era que la mayoría eran artilugios usados hace siglos que según Silvian, cayeron del cielo. Los siguientes meses, ambos continuaron enseñándose mutuamente para aprender las costumbres del otro y Phineas llegó a pensar seriamente en dejar de buscar una salida para permanecer junto a la mujer que amaba.
