Seis meses después
Aplaste la colilla de cigarrillo bajo mi pie y salí del cuarto, habían pasado varias cosas interesantes desde aquel día en el hospital
No volví a buscar a Erick, estoy dejando que él haga su vida, aunque eso por dentro me esté matando, mi lobo había desaparecido completamente y la manada se había dado cuenta de eso. Sin embargo no decían nada porque con o sin mi lobo sigo siendo el mismo Joel asesino a sangre fría para protegerlos
Ahora mismo estoy tocando la misma puerta que jure no volver a ver. Quede con Zabdiel en firmar unos papeles pero el muy maldito no quería venir hasta la manada así que ahora me encuentro frente su casa
Mi amistad con él es tolerante, no es la misma de antes pero es tolerante.
—Pensé que no vendrías—le di una sonrisa ladeante. Abriéndome paso entre la casa y espere a que llegara a mi lado para poder ir a su despacho
—Que sea rápido, el viaje no es tan divertido que digamos—Especte cansado. Dirigiéndonos a su despacho escuché risas en algún lugar de la casa—¿Invitados?
Giré a verlo, tenía una sonrisa enorme y su mirada mostraba complicidad
—Es Erick—Me miró y soltó una risa pequeña. Lo mire frunciendo el ceño totalmente serio—Esta con su nuevo novio
Me tensé, el cuerpo lo tenía rígido y los puños cerrados. Ya tiene novio, tan rapido me dejo
Vi a Zabdiel hacer muecas para después alejarse
—Contrólate, tus feromonas de macho en celo están ahogándome
Ignorándolo, y siguiendo mi impulso llegue hasta la sala donde estaba él, con una sonrisa en su rostro, sin embargo esa linda sonrisa no era para mi si no para el chico de cabellos castaños
—¿Quien es él?—Por primera vez en todos estos meses mi lobo se hizo presente
La atención de los dos fue dirigida a mi, Erick al verme se paro enseguida y se acercó lentamente hasta una distancia prudente
—Joel...—por instinto lo agarre de la cintura y lo atraje a mi lado, mi mirada en ni un momento dejo de mirar al chico
—Un gusto, soy Manuel—trato de intimidarme pero vamos, soy yo, Joel Pimentel. Sonreí de lado y no le baje la mirada al contrario sabía que mi lobo era el que tenía el control de la situación
—El gusto es mío, soy el esposo de Erick—Hablé orgulloso al ver que el chico dirigió su mirada confundida a Erick—¿De que hablábamos?
Sentí a Erick intentar escapar pero solo aferre mas mi mano en su cintura manteniéndolo firme
—Si Manuel de que hablábamos—Un Zabdiel risueño se hizo presente. Y entonces entendí el porque me hizo venir hasta acá
—Que mañana teníamos pensado salir de viaje—murmuró sin dejar de mirar a Erick lo que hizo pudrirme en celos
—¡Que bien!, ya merecíamos unas vacaciones—Se acercó lo suficiente para quedar entre en medio del chico y yo, tapándole la vista a él de mi Erick—¿No es verdad cuñado?