🍃Petición

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El entierro de Sasuke ha sido devastador y Fugaku apenas ha levantado la cabeza. Arropado de Itachi a su lado izquierdo y de su nuera en el derecho, ha observado imperturbable el ataúd de madera con los restos de su hijo menor sumergirse entre la enfangada arena del camposanto. El día es lluvioso y gélido, tanto que las gotas de agua se cristalizan al caer, casi convirtiéndose en nieve, pero más helado está el corazón de Sakura, quebrado, roto y sin ganas de seguir latiendo ahora que su amado ya no está a su lado.

*

—Itachi, ¿puedes acompañarme a casa? —le pide Sakura mientras le agarra la mano con fuerza.

—Por supuesto, pero primero acompañaremos a mi padre y luego nos vamos, aunque... ¿te sientes con fuerzas para ello? —inquiere el azabache.

—Sí, bueno... en realidad no, pero contra antes afronte la situación, antes podré asimilarla —Sakura intenta mostrar entereza.

Antes de abandonar el camposanto, la pelirrosa se aproxima a la lápida y deposita un ramo de rosas blancas, sus favoritas y unas que Sasuke siempre solía regalarle para su aniversario. Murmura un inaudible te quiero y un par de lágrimas mojan el mármol con el nombre de su amor eterno, pero no le queda otra que levantarse y seguir.

Seguir su vida sin él...

En el coche y de camino a la mansión Uchiha, no hay palabras, tan solo sollozos por parte de Sakura y miradas de tristeza entre padre e hijo, ha sido un golpe muy duro del que tardarán años en recomponerse, si es que lo consiguen, por no hablar de Mikoto, la cual ya está internada en un centro de salud para intentar curar su enorme depresión.
Mebuki y Kizashi están sentados detrás con su hija en el coche, pero hoy mismo tienen que regresar a Shirakawa, pues Kizashi pidió un par de días libres en el trabajo y no pueden quedarse por más tiempo. Les duele en el alma dejar a su hija en este estado, pero no tienen más remedio, aunque ya saben que la dejan en buenas manos.

•●•●•●

Pasadas una horas, Sakura e Itachi llegan a casa de la pelirrosa, ya han dejado a Fugaku en la mansión y a los padres de ésta en la estación de tren, ahora llega el momento de cruzar las puertas del que hasta ahora había sido el nido de amor con su difunto esposo.

—Espera, te ayudo con el equipaje —Itachi saca del maletero las pocas pertenencias que Sakura llevó a casa de los Uchiha.

—Gracias —Sakura le agradece mientras tiembla ligeramente por el gélido viento en el exterior.

Itachi se da cuenta al instante y la rodea por los hombros hasta llegar al umbral, y en cuanto entran en el interior de la casa, de nuevo la soledad parece estar esperando por ella. Enseguida una sensación de vacío la sacude, pero el agarre de Itachi alrededor de su espalda baja, le recuerda que no está sola, que él no va a dejarla sola...

—Adelante, pasa —le susurra ella.

El azabache entra tras Sakura y deja las maletas en el suelo, observa alrededor y su mirada se ensombrece, todavía recuerda cuando ayudó a su hermano y cuñada a pintar la casa y realizar algunas reformas, ¡qué lejanos quedan ya aquellos días!, piensa interiormente mientras Sakura se posiciona a su lado.

—Bueno... supongo que ahora viene lo más duro, acostumbrarme a vivir sin él, además de empaquetar sus cosas y...

—Lo primero que tienes que hacer es tomarte unos días de descanso en el hospital, digerir todo esto, y luego ya poco a poco te irás organizando.

—No creo que sea buena idea tomarme unos días fuera del hospital. Mi trabajo me da vida, me ayuda a mantener la mente ocupada y olvidar por unas horas el palo tan grande que me ha dado la vida.

AUSENCIA (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora