Luego de aquel sexo delicioso, Beomgyu salió a marcar el camino desde el río hasta la casa, acompañado de Yeonjun, que andaba atento a los alrededores. Era para que Felix no se perdiera cuando quisiera visitarlo y no tener que viajar tan seguido hasta la manada. Luego del incidente anterior, dudaba de que tan buena idea era ir. Su única razón era su hermano, y si él no podía moverse de su hogar, el castaño sí.
Al regresar, Yeonjun divisó a Jongseong en la puerta. ¿Qué hacía ahí el desaparecido ese? Frunció el ceño porque las visitas de sus hermanos siempre eran infortunadas.
Apuró el paso, adelantándose a atenderlo antes de que Beomgyu lo notara: —¿Qué haces aquí? —preguntó por lo bajo.
—Vine a visitar, ¿no puedo? —sonrió Jongseong— Ya me enteré de mi sobrino... bueno, si es que sobrevive.
—Cállate, si va a vivir —volteó en cuanto escuchó a Beomgyu acercarse— Ve adentro amor —lo tomó, dándole un beso en la frente.
—¿De qué habla? —preguntó Beomgyu, algo serio. Ya se le hacía un tanto extraño que los hermanos de Yeonjun hablaran tanto de muerte y cosas horribles.
—Ya sabes, que algunos omegas no sobreviven el parto —mintió el mayor.
—Ya veo de dónde saca ese miedo Yeonjun —exclamó con fastidio— Ya no quiero que digan eso, no voy a morirme.
—Si bueno, ve a alimentarte o algo —movió su mano con desinterés. ¿Desde cuándo un omega podía opinar sin que se lo pidieran?
—Ve a sentarte, ¿no quieres que te lleve algo? —dijo Yeonjun, guiando al peliblanco hasta la puerta. Cuidaba de él 24/7, no quería que nada le pasara.
Jongseong se alejó de la entrada, de brazos cruzados mientras esperaba a que Yeonjun dejara de andar de esclavo atendiendo al lobo raro. Estaba curioso sobre el supuesto cachorro que tendrían. Eso no era normal, no para Yeonjun y su naturaleza. Para ninguno de los tres, de hecho.
Era una maldición que los había perseguido durante años, de la que no podían escapar fácilmente, por eso habían tenido que adaptarse a aquello para vivir en paz. Uno por traidor y los otros por vengativos.
Yeonjun salió de la cabaña una vez le dio su bebida fresca a Beomgyu, viendo a Jongseong ahí parado aún. No sabía que buscaba y tampoco era algo que le importara, solo lo quería lejos de su vida.
—Si vienes para decirme lo mismo de siempre desde ya te digo que está vez no va a suceder —advirtió Yeonjun desde entrada, harto de lo mismo cada puto día.
—Solo vine a avisarte que ya tenemos lista su fosa, en la que casualmente cayó dentro hoy —dijo con una sonrisita. Era una coincidencia muy graciosa a su parecer.
—Pues cierren esa fosa porque no va a ser necesaria. Mi omega y mi cachorro van a vivir.
—Hay que estar preparados para cualquier cosa.
—Nada de eso va a suceder —suspiró— ¿Hasta cuando vas a dejar de hacer que mis buenos momentos se vuelvan malos?
La sonrisa de Jongseong se borró un poco tras esas palabras. Odiaba que usara ese tipo de frases contra él, porque bien consciente estaba de lo que habían pasado, de que Yeonjun ya había aprendido la lección. Sin embargo, no podía dejar de sentirse un tanto resentido con la vida, con las decisiones de mierda que habían tomado, llevándolos a ese momento.
—Solo te recuerdo tu realidad, la de los tres.
—Mi realidad es otra. Tengo un omega precioso que adoro y voy a ser papá. Nada malo va a pasar y tengo fe en eso. Lo quiero hacer bien, y no voy a permitir que sigas recordándome lo que sucedió cada vez que notas que algo me hace feliz. ¿Acaso ves que yo voy detrás de ti o de Niki para amargarles el rato?
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presa fácil | YeonGyu
Fantasy❝ Escapando de un alfa que pretende marcarlo a la fuerza, Beomgyu, un lobo omega, decide cruzar aquel río que por tantos años se habían encargado de dejarle en claro que NO debía cruzar bajo ninguna circunstancia. De este modo llega a conocer a Yeon...