Capítulo 8: En cinta.

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—Ya sabes lo que puedo tardar —dijo Beomgyu, cuando llegaron al río luego de una caminata tomados de la mano.

A Yeonjun no le hacía mucha gracia que Beomgyu fuera solo hasta la manada. Odiaba su condición y no poder cruzar la corriente de agua. Se sentía un alfa inútil si no podía proteger a su omega donde fuera. ¿Y si no lo dejaban regresar? ¿Si era una trampa de ese lobo pulgoso?

Sin embargo, muy a pesar de lo que opinaba, bien sabía que Beomgyu iría con o sin su consentimiento. Había estado serio toda la mañana.

—Ve con cuidado, y si hay problemas ya sabes que hacer, yo me las arreglo —dijo Yeonjun.

—Estaré bien... no necesito que vengas.

—Es que quiero cuidar de ti, así que vete si las cosas van mal. Confío en que puedes cuidarte, pero todo tiene un límite —tomó sus mejillas, haciendo que lo mirara— Ve con cuidado, estaré esperando.

Beomgyu observó los ojos de su alfa. Podía sentir a la perfección su preocupación, y no importaba cuantas veces le dijera que sabía protegerse solo, él no iba a creerle, por lo que tenía que demostrarle que sus palabras eran totalmente ciertas.

Se alejó de Yeonjun bajo su atenta mirada, pensativo, pero estaba decidido. Luego tendría tiempo de arrepentirse si algo salía mal.

Beomgyu alzó su mano y en su palma comenzó a formarse una esfera de luz que se hizo cada vez más grande. Yeonjun no podía creer lo que estaba viendo, era tan brillante e irreal... pero había visto tantas cosas en su vida, que a pesar de ser algo raro, seguía consciente en que no era un sueño.

El peliblanco arrojó el orbe de luz contra un árbol, quebrando a la mitad el tronco, para luego caer duramente contra el suelo.

—E-eso... ¿Pero qué...? —estaba boquiabierto, no sabía qué decir exactamente.

—Solo mis padres lo saben... y ahora tú —tomó el rostro de su alfa con delicadeza— Hablo de verdad cuando digo que estaré bien.

—Ahora estoy más seguro de que así será —le dio un beso— Pero cuando volvamos quiero saber más sobre esto —obviamente necesitaba más respuestas.

Beomgyu dejó ver su sonrisa de cachorrito y le dio otro beso antes de irse corriendo, moviendo de un lado a otro su blanca cola esponjosa. Yeonjun lo siguió con la mirada hasta que finalmente lo perdió de vista. Observó el árbol tirado, viendo como la corteza estaba casi quemada por donde se había quebrado. Eso explicaba muchas cosas de algún modo.

( . . . )

Tanto alfas como omegas de la manada se acercaban a ver como estaba a medida que se adentraba más entre las casitas de madera. Y no quería ser mal educado, pero ignoró a todos y cada uno. No tenía nada que hablar con ellos, iba decidido únicamente a obtener respuestas. Si todas las palabras que salieron de la boca de Changbin la noche anterior eran mentira, la iba a pagar caro.

Sunghyun salió de su casa en cuanto escuchó el escándalo, sonriendo de alivio al ver que su hijo favorito estaba sano y salvo. Lo abrazó dejando un beso en su cabello, pero Beomgyu no le correspondió.

—¿Dónde estabas? Estuvimos muy preocupados por ti —preguntó Sunghyun, pero se detuvo al sentir un olor diferente en su pequeño— Qué... ¿qué es ese olor a alfa? —se apartó del abrazo, mirándolo por completo y algo extrañado.

Hye también salió a ver. Su ceño se frunció levemente al ver que algo iba mal: —¿Qué está sucediendo?

—Llegó con olor a alfa. ¿Alguien te tuvo cautivo?

Beomgyu largó un suspiro y corrió un poco su camisa, dejando ver la marca. Sunghyun frunció el ceño al saber que se había dejado marcar por otro alfa que no fuera el que le había asignado, mientras que Hye tapó su boca con una mano, sorprendida. No se esperaban eso.

presa fácil | YeonGyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora