Redención (DC)

Capítulo 2 "Y el tiempo siguió su curso..."

Su cabello había crecido bastante con el paso del tiempo.

Lacio y de ese color negro como el carbón o el ébano, como a Dick le gustaba decir.

Según los informes médicos seguía estando sana conforme a los cuidados que recibía, la anemia no era ya un peligro desde hace mucho.

Su piel tenía el brillo y el color que debía haber tenido siempre. Aquel color que nunca debió haber cambiado por uno enfermo ni pálido.

Su rostro. Libre de rasmillones o moretones, sin heridas.

Era increíble como ahora parecía tan delicada y frágil, la belleza de su rostro era cada vez más único, diferente al de Talia, a pesar de sus rasgos de su tierra era la combinación perfecta de ambas familias, realmente ella era el significado de lo que era una mezcla perfecta.

Su piel no era tan morena como la de su exótica madre, y no era de una piel blanca como la de su padre, tenía un color único.

Aquel claro y bajo tono de piel no era libre de antiguas cicatrices.

Viejos recuerdos que nunca se quitarían de su cuerpo.

Pero eran pocas ya aunque muy notorias.

Muchas en zonas no visibles a menos que usara ropas más descubiertas.

La magia de Raven había ayudado bastante pero no hizo todo el trabajo con marcas tan profundas y hundidas en sus brazos y piernas.

Y aún así nada le quitaba lo hermosa que se había vuelto con el paso del tiempo. 

Una joven que era inconsciente de todo.

Viva y muerta al mismo tiempo de cierta forma.

Mar'i Grayson tenía razón en afirmar que parecía ser una princesa.

Más no atrapada en un castillo.

Estaba atrapada en algún lugar donde no sabían cómo llegar y del cual tampoco podían.

Pero eso ya de hace algún tiempo.

Los meses no solo habían pasado.

Los años no pasaron en vano.

Nada se detuvo.

La tierra siguió girando.

Villanos locos apareciendo.

Desastres por aquí y por allá.

Héroes surgiendo.

Lamentos.

Risa.

Las estaciones habían seguido su rutina.

Y cada uno siguió con su vida.

Todos avanzaron, unos más que otros, pero lo hicieron.

Selina Kile la visitaba y brindaba sus cuidados con la menor, pues su estadía en la mansión ya se había vuelto algo muy común.

Dick tenía un departamento en Blüdhaven, vivía con su esposa Kori y su hija que crecía sin reparos y ya presentaba uno que otros poderes.

Jason tenía a su disposición mafias, que de una manera que solo él sabe, los había convertido en una especie de escuadrones que sirvieran como héroes con armas, en los barrios más bajos, siendo no solo Gotham, sino de otras ciudades también. 

Tim trabajaba en la empresa de Bruce, era común verlo ahí más que el propio dueño. Tenía a su cargo tantas cosas que siempre estaba ocupado, con una tablet en vez de papeles, pero ocupado. Usaba lentes de vez en cuando y seguía teniendo citas fracasadas por su tiempo casi nulo y su intención de formalizar algo serio.

Alfred siempre estaría en su posición, ya no de ejercer las tareas domésticas, pero si de ordenar al servicio de limpieza que venía cada dos días a limpiar todo a la misma hora, siendo el tiempo de duración de dos horas exactas para que un equipo grande de limpieza limpie, lave, despolvoree, acomode, sacuda, ordene, barrer, trapear, pulido, reorganización de la biblioteca que siempre terminaba desordenada, la limpieza y cuidado del establo, el cambio de cortinas y sabanas de cada habitación de la mansión de varios pisos y cientos de cuartos. Sí, era un gran equipo de limpieza que tenían solo dos reglas. No entrar a un específico cuarto, y no tocar el reloj del pasillo. Siendo que él siempre se sentaba ahí para vigilar que nadie se atreva a siquiera sacudir el gran reloj viejo.

Y Bruce.

Bruce pasaba mayor parte de su tiempo en el cuarto de su hija. Por eso Tim se ocupaba de la empresa en gran medida.

Aunque el hombre no sólo estaba en una relación con Selina.

Se había casado.

Un día solamente vino y dijo que la mujer era su esposa siendo que la nombrada del nuevo título, mostró su anillo.

Nadie le dijo nada. Se veía contento, eso lo aparecieron. 

Porque el hombre había caído en una depresión masiva después de los sucedido. Y si ese nuevo estatus de relación le ayudaba y lo hacía un poco feliz, estarían contentos también por él.

Tenían sus vidas, y eran felices, el dolor ya no era como antes, pero estaba ahí.

Como una espina en la acogedora cama que a veces la sentían y otras no.

La vida siguió su curso.

Dejando heridos en el proceso pero la vida, como la desvergonzada que es, sitio avanzando sin importar que otros se quedarán atrás.

Claro que otros .  . . también avanzaron a su manera.

- ¿estás seguro que dice que dos rayas significan. . .

- si- hizo una mueca con los labios - estas. . . estás embarazada Katy.

La joven de pecas en el rostro estaba sorprendida, se tocó el vientre asustada e incrédula.

- m-mi abuelo va a matarme- su respiración se hizo agitada. Retrocedió. - va a odiarme.

- tranquila, tranquila, ey- la tomó de los brazos y la abrazó. - está bien, no estás sola en esto, estoy contigo. Respira un poco.

- p...pero - lágrimas se desbordaron sin control de su rostro. - no puedo estar, es decir, yo no puedo, yo. . .

Jon.

Su altura era considerable por el paso del tiempo. Suspiró confundido, aun digiriendo la noticia, el llanto y temblor de Katy hizo que instintivamente descansara su mentón en su cabeza. No sabía que hacer. La noticia también le tomó por sorpresa y aún estaba algo incrédulo.

Le dio palabras de aliento. De apoyo, pero nada la calmó.

....

Jon debe tener unos 19 años.