- tú sígueme valiente Titus. Esto no es para Tamaraneanos cobardes.
Caminó de puntas con la mirada fija y las mejillas infladas aguantando la respiración debido a su seriedad en su juego.
Titus ladró rompiendo su concentración y sobresaltandola al estar ella pegada en la pared cuidado sus costados.
- bueno, también es misión para perros. Sígueme.
Estaba en el cuarto piso de la mansión, o como ella le decía. El castillo. Y así era, este era un castillo por más que todo el mundo diga otra cosa. Este lugar era enorme como en las películas de los castillos que había visto de Disney.
Este era menos brillante, pero seguía siendo lo más real a uno, claro que su mamá le había dicho que un día irían a un castillo de verdad, y su papá había dicho que irían a Disneyland para su cumpleaños número cuatro.Así que por ahora tenía que practicar como escabullirse en un castillo más pequeño para rescatar a la princesa.
Cierto.
Hablando de una princesa. . . quería verla.
Titus jaló su vestido púrpura, algo difícil, pues él también tenía puesto uno similar.
- ya te dije Titus. Esto es para valientes.
El perro insistió y gruño para tratar de detenerla.
- nunca me dejan entrar aquí. Sé que vi a una princesa, quiero confirmarlo.
El can se rehusaba a dejarla avanzar.
- vamos amigo, quiero ver nada más.
El perro aún se negaba y comenzaba a gruñir, pero sin ser amenazante. No quería asustar a la pequeña.
- está bien Titus. Ya no iré hacia allá. - dejó de intentar avanzar y el perro dejó de morder su ropa, casi suspirando por el buen comportamiento que por fin presentaba la pequeña. - solo correré hacia él - y tan rápido como lo dijo, ya estaba haciendo lo anunciado.
A Titus le tomó unos segundos para comprender la jugarreta que había sufrido y tan pronto lo superó corrió a perseguir a la escurridiza niña, que como siempre, era su responsabilidad auto impuesta cuidar y vigilarla cuando la pequeña venía a la mansión.
Mary abrió la puerta tropezando y cayendo finalmente porque Titus ya la había tirado de bruces contra suelo. - auuu, no me lo merecía amigo.
Recibió un ladrido de Titus que tenía una de sus patas puestas encima. - bueno, solo un poco.
Se echó a reír levantándose y sacudiéndose, hasta que elevó su mirada de frente, encontrando el cuarto al que varias veces había querido entrar.
Estaba abierto y a pesar de los ladridos de Titus y su vestido siendo jalado, fue su propia fuerza Tamaraneana más y continuó avanzando ante lo que había atraído a sus ojos.
Era cierto.
Había una princesa. De cabello negro como el ébano, atado a un lado de su hombro con un carmín celeste que brillaba por algunas incrustaciones de pequeños diamantes.
La luz de la ventana y la brisa fresca movían elegantemente algunos de los mechones sueltos de su rostro. Un rostro muy bonito. Como la de los dibujos que su padre ponía en la tele.
A pasos lentos se acercó hasta la cama de la princesa. No estaba dormida como la bella durmiente, pero sí que era bella, estaba recostada en el respaldo de una gran cama, con los brazos descansados en su regazo y una mirada tan tranquila que apenas podía mirar el color de sus ojos, pues parecía mirar solo sus propias manos.
Tenía ropa blanca, así que la escena a sus ojos daba a una princesa. Una princesa atrapada en este cuarto. Quiso hablar, hacerse notar aún maravillada por encontrarla pero. . .
- te dijimos que aquí no puedes entrar- habló molesto su padre, atrapándola en el acto y cargándola en brazos. - estás castigada señorita.
-p...pero papá. - se quejó.
-nada de eso. Ya verás niña - fue arrebatada por Kori quien la cargaba muy molesta.
- ¡pero encontré a la princesa! - protestó.
- disculpa cariño- comentó en voz baja a Dick, mirando a la que se encontraba en ese cuarto.
- está bien. Diles que ya la encontramos, bajo enseguida. - le dio un corto beso en la mejilla y dirigiéndose a su hija le revolvió el cabello negro -ya verás Grayson.
- no hice nada malo. -hizo un puchero siendo puesta en el hombro de su madre mientras salían de ahí. -Titus me estaba cuidando.
El aludido se quejó ofendido.
Lo último que vio la pequeña de ojos grandes fue a la dichosa joven ser alumbrada con los rayos del sol que se colaban por la ventana abierta.
De verdad tenía que ser una princesa. No había otra respuesta.
Titus suspiró al ver a la revoltosa ser llevada en el hombro de su madre. Pero al saberse en este cuarto, bajo la cabeza y gimió de pena al acercarse a la cama de su dueña.
-si Titus, ya sé. -fue acariciado en la cabeza. - extraño tanto escucharla. - suspiró sonriendo.
Dick se puso a un lado de ella con cuidado.
- te hiciste muy bella, demonio- acomodó los cojines de su respaldar y se sentó en la orilla de la cama de sábanas blancas.
Depósito un beso suave en su frente. - está más grande que la última vez que la vistes, ¿no?, es increíble como funciona la fisionomía Tamaraneana, parece de seis. - río en voz baja. - es igual de revoltosa que tú.Titus gimió de pena una vez más.
Acarició la mejilla de la joven y le dio una última mirada antes de salir del cuarto.
-vamos amigo.- animó al can para salir de ahí y cerrar la puerta.
...
La claridad de este lugar era tan pacífico.
Una melodía en el aire sin saber de qué lugar provenía exactamente.
No importaba.
Respirar y suspirar era tan gratificante que lo hacía varias veces.
Miraba el paisaje, aunque el agua cristalina con la vultuosa neblina transparente que rodeaba ese lugar le impedía ver más allá, pero eso no importaba. Nada importaba.
Aquí nada tenía importancia.Se inclinó a tocar el agua que brillaba, aunque no había sol, solo luz. Aquel bote con madera la llevaba sin rumbo y no importaba. Era un lugar enorme si lo comparaba. . . con cualquier cosa que exista en el mundo. Si es que existía algo más que este lugar. No existía relevancia.
Cada segundo aquí, todo lo que veía, todo lo que aprendía no duraba mucho, todo era como si fuera la primera vez estando ahí.
Siempre era como la primera vez. Todo en su mente iniciaba como las manecillas de un reloj programadas a veinte segundos para reiniciar de nuevo.
Se inclinó hacia el borde del bote y tocó el agua. Tibia y cálida, y se oía el resonar de las ondas provocadas por el contacto de sus dedos con el agua.
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Redención (DC)
Fanfiction2 temporada de Legado Al Ghul. La culpa enferma el cuerpo y devora el alma. Es un moustruo que tarde o temprano se traga todo el ser. Nadie es libre de pecado. Ellos están pagando con su conciencia, incluido ella quien yace en una cama. Todos son...