Viajero perdido parte III

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Tras descansar un día más, Wei WuXian tomó la decisión consciente de infiltrarse en la fortaleza de Wen RuoHan.

Se adentró al Buyetian cheng para obtener información.

Si la pista de Wen Qing era cierta, existía una mínima posibilidad de que el Yiling Laozu se encontrara en esas tierras.

Wei Ying supuso que, si Wen RuoHan era un entusiasta de las maldiciones, y que acostumbraba a torturar a sus hombres con todo tipo de maleficio siniestro. La razón de ello pudo influir en el patriarca. La primera idea de Wei WuXian fue concluir en que el patriarca pertenecía a la corte de Wen RuoHan, trabajando bajo su servicio hasta que le traicionó.

¿Por qué otra razón un cultivador siniestro salido de la nada enfrentaría a una deidad?

Wei WuXian aterrizó en QiShan Wen pasada la media noche. El silencio fue tenso y sepulcral. El aire húmedo y caliente. Notó el característico tono obsidiana en el suelo y el fuerte olor a azufre. El clan Wen se caracterizó por un asentamiento bastante particular. En tierras ricas en mineral y suelo volcánico.

Wei Ying supuso que la vida en tal territorio debió ser hostil, criando y formando hombres con un temple inmamovible. El ejercito marchó en rojos sangrientos y ligeros detalles en negro. Wei Ying agradeció haber cambiado sus túnicas de vuelta por aquellas en colores oscuros. El negro ayudó a camuflarse en la oscuridad de la noche como una sombra. Si bien las túnicas Wen prestadas le ayudarían a pasar desapercibido, no disfruto la sensación de ser relacionado a un clan tan vicioso.

La guardia marchó, manteniéndose en la entrada principal de la Ciudad Sin Noche, en los templos y puntos estratégicos bajo el severo toque de queda. El talismán de Wei WuXian para que su presencia fuese omitida tenía una efectividad corta, así que se aseguró de utilizarlo solo para pasar frente a ojos de uno o dos guardias en puntos celosamente custodiados.

Wei Ying no conocía la Ciudad Sin Noche. Aunque no fue diferente a cualquier otra ciudadela. Como tal, se centró en encontrar la oficina principal o los calabozos. La prisión era el lugar perfecto para encontrar a los torturadores de Wen RuoHan!

Si la teoría de Wei Ying sobre el patriarca de Yiling siendo un torturador era cierta, entonces sabía la dirección en la cual moverse.

Se mantuvo a corta distancia de un par de guardias que arrastraron a un pobre campesino con las piernas rotas. Por lo visto era una práctica horrenda y común dentro del ejército Wen.

Wei Ying forzó a su deficiente memoria a memorizar sus propios pasos. Los giros, la forma de los edificios, las esquinas y los guardias que custodiaban qué punto. Wei WuXian se estaba probando mucho a él mismo. En realidad, los últimos años los dedicó al estudio del resentimiento y la caza ocasional con Lan WangJi; en meses recientes en la guía a los patitos Lan bajo su cuidado. Mucho de la falsa personalidad que enmascaraba su confusión constante se debió a películas de espías y agentes secretos que vio durante su juventud.

Ser sigiloso, ser como una sombra, que nadie te vea, que nadie te escuche, que nadie te note, se repitió incansablemente.

Para fortuna el resentimiento le dio cierta ventaja. Nadie vería a través de sus sombras. Los soldados Wen pensarían que se trataba del resentimiento de los muertos. Con ello se apresuró en su camino.

El hombre con las rótulas rotas fue lanzado violentamente al interior de una celda. Los huesos del hombre golpearon la piedra y sangre brotó de la carne inflamada. Wei WuXian sintió pena por él.

Cuando los guardias se fueron, fue consciente de la cantidad de personas aprisionadas en las mazmorras, que más bien parecían una interpretación horrorosa de las catacumbas más famosas. Con huesos y restos esparcidos en los alrededores. El resentimiento fue crudo y sin adulterar. Wei WuXian se permitió tomar un poco. Finalmente, rompió el hechizo; materializándose frente a los inocentes.

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