Capítulo 12| Pantano

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Will Byers| El Pantano

Ambos aliados caminaron, debían alejarse de aquel refugio que montaron, no era bueno quedarse en un solo lugar tanto tiempo.

Las reservas de agua se les estaban acabando y regresar al río no era una opción, Mike había visto rondando a Ámbar cerca de ahí, los estaban buscando.

— Mira — Le mostró Will, el chico se agachó sintiendo lo húmeda que estaba la tierra — Debe haber agua cerca de aquí.

Siguieron andando un poco hasta encontrarse con aquel arroyo de agua lenta, aquel lugar parecía ser sacado de algún cuento de hadas, la vegetación era muy linda, había nenúfares flotando por ahí, parecía no haber corriente lo que se agradecía pues así podían darse un baño sin preocuparse de ser arrastrados.

— Ven — Le ánimo Mike mientras sumergía los pies en el agua y se adentraba poco a poco rellenando las botellas — Es poco profundo.

Will estaba estático en la orilla, algo en su interior no le dejaba estar tranquilo, la vegetación era abundante, había manglares y las aves parecían no quererse acercar al agua.

Entonces recordó lo que cazaban en su distrito para que las vacas no fueran comidas por aquellos monstruos...

— ¡Mike sal de ahí, ya!

El azabache se giró viendo la preocupación de Will, él estaba a la mitad del arroyo y guardaba tranquilamente las botellas en la mochila.

— ¿Por qué? — Caminó tranquilamente hacia la orilla.

— ¡Es un pantano! — Informo Will sin quererse adentrar al agua — ¡Es habitad de cocodrilos!

Pronto Mike sintió ansiedad, tenía la mitad del cuerpo adentro, trató se correr para llegar hasta su aliado pero algo en el fondo del agua le hizo sumergirse.

Will vio en cuestión de segundos como Mike desaparecía ante sus ojos, se acercó a la orilla tratando de ver algo, pero las aguas estaban turbias.

— ¡Mike! — Chilló preocupado — ¡Mike!

En el fondo del pantano Mike forcejeaba con aquello que le tiraba hacia abajo, pero extrañamente no sentía dolor, más bien parecían dedos los que le jalaban de sus ropas.

Mike se atrevió a abrir los ojos y vio a la tributo del distrito 9, su mejilla estaba cortada, dándole un aspecto de una sonrisa torcida, su cara estaba amoratada y sus ojos le miraban con odio, no había nada dentro de ellos, solo locura.

El chico logró golpearla en la cara y salió a la superficie para tomar aire, corrió unos metros más hacia la orilla y tomó la mano de Will, el chico lo recibió en un enorme abrazo que culminó cuando la pelirroja salió de igual manera, pero no se movió de donde estaba.

— ¡Max! Sal de ahí, no es seguro, ven con nosotros...

— ¿Crees que soy idiota? — Espetó ella con lágrimas en los ojos — La última vez que hablamos de una alianza me apuñalaron por la espalda.

— ¡No seas imbécil! ¿Acaso no sabes dónde estás? — Will trató de acercarse a ella, pero ella alzó en lo alto una lanza, dispuesta a atacarlo si se acercaba.

Mike tosia el agua que había tragado en su intento de ahogo a su lado y Will se quedó en su lugar.

— Nadie va a salir vivo de aquí...

La pelirroja se vio interrumpida cuando un par de cocodrilos se abalanzaron contra ella, aquellas bestias eran enormes y los gritos de la chica se apagaron luego de que ambos le aplicaran el giro mortal partiendola en dos.

Will grito horrorizado al ver tal escena y Mike tuvo que jalarlo para que huyeran de ahí antes de encontrarse con otros cocodrilos.

El ojiverde se desplomó luego de correr por un rato y alejarse de aquel bioma, escuchaba un sonido ensordecedor, ni si quiera pudo oír el cañón. Mike le tomaba de los hombros y le decía palabras que no podía procesar.

— No fue tu culpa, trataste de advertirle, no llores — Mike le abrazo para reconfortarlo, mojandolo por lo empapado que estaba.

— Ella no se merecía esto — Dijo él.

|...|

Esa noche la cara de Max Mayfield iluminó el cielo, Will durmió antes para no tener que verla, Mike hacia un par de trampas para cazar algo y miraba de lejos al ojiverde, parecía tener pesadillas pues arrugada el ceño entre sueños.

Mike suspiro, hubiese querido que no se sintiera así, aunque Max trató de ahogarlo, hubiera dado lo que fuera para salvarla si eso haría sentir mejor a Will.

Las ramas de los árboles se movían aquella noche, había mucho viento, Mike tuvo que dejarle su chaqueta a Will pues temblaba de frío y entonces giro a su izquierda, unos pequeños ojos le miraban desde lo lejos.

Mike se abrazó asimismo mientras se dirigía a aquella personita que conocía hacia bastante tiempo.

— ¿Evangeline? — Murmuró él emocionado.

La pequeña se asomó levemente para correr a abrazarlo, ella dejó caer su mochila en el acto. Mike sintio sus brazos rodearle, acaricio su cabello sintiéndose completo, era como abrazar a Holly.

— Me alegra que estés vivo — Le dijo ella — ¿Cómo sobreviviste tanto tiempo?

— Lo mismo digo —Dijo él,  removiendole el cabello con ternura, tenía su bonito cabello en una coleta de caballo alta y con algunos mechones a modo de flequillo en la frente — ¿Tienes hambre?

Negó. — Te estaba buscando, quiero que me ayudes.

Mike entecerro los ojos cruzándose de brazos — Algo me dice que vas a hacer una travesura.

— La tributo del distrito 1 me encontró hace un día, trato de matarme y, aunque no lo consiguió, se quedó con mis suministros — Evangeline apretó los puños molesta, se había estado escondiendo tan bien y aquella ojimiel parecía querer limpiar el bosque buscando a alguien — Quiero venganza.

Mike sonrió, recordó como aquella chica le había golpeado por la espalda, una artimaña muy sucia a su parecer, él odiaba que jugaran sucio. Se tocó la nuca instintivamente y se agachó para quedar a la altura de la pequeña.

— Yo también quiero venganza.

Los Juegos Del Hambre | BylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora