Capítulo 21| La Cosecha

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Will Byers | Distrito 10

El ambiente era lúgubre, a pesar de que los demás chicos estuviesen excentos de participar en la cosecha, nadie estaba feliz.

Sentía la mirada de todos cuando nos vieron marchar hacia la plaza principal, frente al edificio de justicia, mire con recelo aquel mecanismo que habían colocado los agentes de La Paz para los castigos públicos, trague saliva ¿En que se había convertido mi distrito?

Mire mis pies cuando estuve arriba del escenario, no siendo capaz de poder concentrarme más allá de lo que sabía tenía hacer.

— Bienvenidos a la celebración del septuagésimo quinto aniversario y tercer vasallaje de los juegos del hambre.

Fue entonces que levante la vista al reconocer la voz de Bastian, la verdad parecía que los años no pasaban por él, seguía exactamente igual a cuando fueron mis juegos, a diferencia de que ahora yo había crecido un poco más que él.

— Como siempre, primero las damas — Murmuro apenas audible, a pesar de ser un excelente conductor se notaba que estaba incómodo, su sonrisa fingida se ensanchaba exageradamente mientras se acercaba a las dos vencedoras frente a él.

Noorena Wagamker y Lyndra Thornfield.

Bastian apenas y revolvió la urna vacía y tomó unos de los dos papeles, parecía que todos habíamos aguantado la respiración para saber lo que decía allí dentro.

— La mujer tributo del distrito 10 es Noorena Wagamker.

La chica sonrió apenas y se acercó hacia al frente, ciertamente todos estaban aliviados, Noorena era más joven que Lyndra, sin duda tendría más oportunidad de ganar al tener 33 años, tenía más experiencia y por ende más fuerza.

— Ahora los varones.

Bastián se volvió hacia la urna en donde descansaban cuatro papeles con nuestros nombres, retuve la respiración cuando sacó uno de los papeles, el distrito estaba espectante y a mi lado uno de los tributos, Dimitri Whyman (Ganador de los quincuagésimo octavos juegos) comenzó a llorar.

— Cielos, cálmate — Le susurro irritado Pearce Brannock, aunque por su tono podía jurar que también quería hacharse a llorar allí mismo.

No era el único, los 4 aguantamos las respiraciones, mis manos hormiguearon en cuanto vi que Bastián desdoblaba el papel y comenzaba a leer.

— Greir Rollo — Leyó en voz alta.

Deje escapar un suspiro en voz alta de asombro, mi cuerpo se relajó, no era mi nombre, Dimitri dejó de llorar y los colores en la cara de Pearce se esfumaron, pero nadie estaba contento.

El ganador de los Trigésimo Terceros juegos del hambre se ayudó de un bastón (que en realidad era un palo delgado de madera) para avanzar al frente con la frente en alto.

Pero entonces se bastón flaqueó y su equilibrio se fue por la borda al mismo tiempo que caía sobre el escenario bajo las miradas de lastima de todo el distrito.

Me agache rápidamente para ayudarle y escuche a Pearce resoplar.

— Me alegra no haber sido yo.

Me levante furioso para sujetarle el brazo.

— ¿Cuál es tu maldito problema? — Le espeté irritado, había aguantado a ese idiota toda la mañana, pero había conseguido llegar a mi límite.

Los Juegos Del Hambre | BylerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora