⠀⠀Actuando como tontos,
como si no supieran de
sus propios sentimientos,
ignorando las miradas
sugerentes y las palabras
que se ahogan.
─tóxico, sexooo, medio angst¿
─C!Spruan tortillaland.
art: @DoodlesKarau en twt.
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─... Sí, acepto.
─¡Dale, dale!
Su piel ardía hirviendo mientras su mente lo llevaba mediante espasmos e incosciencia a aquel traumático rincón al fondo de sus recuerdos, aquel dónde avergaba el rostro de Rubí volando por los aires, los últimos suspiros de su madre sin poder emitir palabra alguna, las risas de sus compañeros más cercanos. Recordaba que, a pesar del sol cálido que bronceaba su piel, los rayos comenzaron a caer mientras su cabeza goteaba sangre.
Aún recordaba los susurros entre ciertos de sus compañeros, aquellos que habían planeado todo, incluso matar a su esposa. Recuerda que había discutido con Rubí por aquello, que cuando intentó tomar su mano ella había pegado un manotazo y seguía gritándole que se dejaba cegar por su "amistad".
Carajo...
─Carajo, mi cabeza... ─Su respiración calmada se convirtió en básicamente tomar todo el aire que pueda con rapidez y dificultad, sintiendo el calor cosquillear en las plantas de sus pies, caminando por sus muslos, golpeando su estómago, ahorcando su cuello, ahogando su rostro.
Dolía, y no sabía si realmente tenía calor o sentía frío. Fue el maldito peor resfriado que nunca tuvo.
Tirado en su cama indeciso de taparse, ocuparse de él mismo aunque sintiera las piernas fallar y probablemente cayera por las escaleras apenas pisar un escalón o desmayarse.
Optó por la última opción.
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⠀⠀─Hecho pija estás.
─Soy... soy consciente de eso...
El argentino suspiró, observando a Juan tapado en su cama con un paño frio sobre su frente y una tableta de pastillas, junto a una botella de agua a esta altura ciertamente caliente. Debería cambiarla por una fría.
Fue una casualidad que justo aquel día decidiera visitar a Juan temprano. Terminando su trabajo, planeó ir al hogar del hechicero en busca de los planos de su Templo e inspirar una idea en aquello. Lo encontró tirado en el suelo de la cocina, con una botella vacía que aún goteaba desde su pico algo de agua debajo de un charco de la misma.
