Capítulo 18

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Narrador omnisciente…

Después de dos horas cirugía lograron sacar a los herederos de los Agreste, sacando a una pequeña niña midiendo tan solo 18 cm y pesando 7 kilos, y aun niño de 17 cm pesando 8 kilos, eran muy pequeños pues el solo tener ocho meses de gestación era de esperarse, ambos fueron enviados a la incubadora pues sus pulmones aún no se desarrollaban bien, desde afuera por el cristal un sonriente Adrien los veía con devoción, pues ellos serian su mayor tesoro, tan concentrado viéndolos no se dio cuenta de la persona que estaba aún lado de ella, al voltear pudo ver a su cuñada 

—hola —dijo ella en un susurro 

—hola —respondió con su aura triste 

—son hermosos, se parecen a ambos

—gracias —Adrien siguió viendo a sus hijos —son muy pequeños, tan pequeños y ya son unos guerreros

—lo sé, verás que estará bien, después de todo es una Dupain 

Adrien río sin gracias alguna—es irónico que lo digas, cuando tu apellido es Tsurugi

—oye calla, pronto lo cambiaré, en fin, creo que ya la pueden ir a ver 

—pero… 

—ve hombre, yo me quedo cuidando de mis sobrinos 
Adrien asintió feliz—gracias —y con eso último fue hacia la habitación de su esposa, viéndola en ese estado casi se le salen las lágrimas
 
El rubio de ojos esmeraldas tomó entre sus manos la pequeña mano de su esposa —por favor despierta, por favor, nuestros hijos te necesitan—suplicó entre lágrimas, a este punto creía que ya se había quedado seco después de tanto llorar, oh cuando equivoca estaba

—por favor Mari —dijo con lágrimas en los ojos 

Adrien estaba llorando con la mano de Marinette entre las suyas, lamentándose por qué en su vida todo era así, Adrien subió su rostro viendo hacia Marinette este se sorprendió cuando la vio despierta

—mi amor —Adrien se acercó a ella para abrazarla, pero no logro cuando vio que Marinette lo veía con miedo 

—no, no te me acerques, ¡¡ayuda!! —grito enseguida entro el doctor 

—¿Qué sucede? —pregunto al ver lo alterada que estaba 

—por favor ayúdame que no se me acerqué—dijo Marinette llorando 

—Mari ¿qué sucede? soy yo, soy Adrien, tu esposo —trato de calmarla, pero esta accedía, una vez más se volvió a acercar, pero esta reacción igual 

—nooo por favor aléjelo 

—Adrien sal, ¡enfermera! —llamo y enseguida entro una — traiga un sedante —la enfermera salió de la habitación —Adrien sal, la alterarás más, es mejor que se tranquilice 

—pero…

—aquí esta doctor—entro con una jeringa inyectando el sedante 

—por favor vete—dijo empezando a hablar bajito para después caer dormida por sedante 

Adrien había salido justo cuando escucho lo último sintiendo su corazón doler, esto sería difícil, pero descubriría la razón de su comportamiento, de eso estaba seguro

Adrien había salido justo cuando escucho lo último sintiendo su corazón doler, esto sería difícil, pero descubriría la razón de su comportamiento, de eso estaba seguro

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