¡Dije fuera!/ Incómodo.

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Despertó con una terrible resaca, miró alrededor con ganas de vomitar. ¿Cuánto había bebido? Que asco, por esto no era tolerante al alcohol.

Después de asearse y tomar su desayuno, (a la vez que unas pastillas para el dolor de cabeza) bajó dónde sus padres para ayudarlos con lo que sería su trabajo en la tortería, estar con ellos era su mejor remedio.

Cayó la tarde y empezó a atender clientes.
"Vuelva pronto!" "Gracias por su compra." "Disfrute!"
Memo parecía un loro de tantas veces al día que decía esas frases.

Recibió una llamada, aprovechando que no había nadie decidió atender, era Lozano.

– Memin! Wey que te parece si vamos a comer algo ahorita después que termines de chambear? Te lo debemos a ti y a Guardado por hacerlos pasar un mal rato en la peda.

– Ahí les caigo, yo les aviso cuando termine aquí. ¿Ya le avisaste a Andrés?

Sonó la campana de la puerta indicando nuevos clientes, no prestó mucha atención ya que aún no eligen que llevar. Aún en llamada con Lozano esperó.

– Che Lio, qué te parece esta? – Preguntó un extranjero alto y con gorra.

– Se ve buena, dejá la pido. – El chico de pelo largo se acercó al mostrador, reconoció de inmediato al de pelo rizado, aunque el contrario estaba enfocado en su llamada solo le hizo una seña con la mano para que le dijera que iba a llevar.

– Este...– Sin saber cómo se llamaba apuntó la que quería. (No te juzgo Leo, ando igual.)

El Omega se la sirvió sin problema, sin embargo el Alfa se le quedó mirando, Memo incómodo se despidió con la mano y siguió hablando con Lozano por teléfono.

– Vamos pibe, que tanto lo mirás. – Tomó del brazo a Lionel y lo llevó afuera.

Ya fuera del local le dijo a su amigo que se fuera, con la excusa de que tenía cosas que hacer y que le surgió un pendiente.

Aunque se quedó fuera de la tortería esperando al rizado.

7 pm.

Guillermo estaba cerrando el local cuando vió a Lío dormido en el suelo, preocupado movió su hombro, no quería que se aprovecharan del pobre al verlo indefenso en su sueño.

– Uhmm, oye.. – Movió de nuevo su hombro. El Alfa despertó y al darse cuenta se levantó rápidamente.

– Pensé que esto era un ángel, sos alto cielo. No, esperá – Suspiró frustrado.

– Ehh..bueno, yo me voy ya. – Incómodo Memo se dió la vuelta para ir a la ubicación que le mandó Lozano, irían a un mini restaurante en la playa, con vista al mar y música.

– Espérame Bombón!

Durante todo el camino Lío lo siguió dándole varios piropos, chiflando y acercándose de forma indebida.
Memo en el interior estaba asustado, era la primera vez que un alfa lo molestaba de esa manera, no traía supresores y su parche de olor tampoco lo tenía puesto, sabría que era Omega y se aprovecharía de ello.

– Y sabes que más? Ojalá podamo-

Ochoa en forma de instinto y harto de la situación le gritó. – Mierda pendejo te dije que me dejarás! – Con eso lo pateó haciendo que el Alfa cayera al piso.

Memo salió corriendo hacia el restaurante que no estaba lejos.

.....

– Se supone que el turno de Memo termino hace 30 minutos, por qué tarda tanto? – Suspiró Andrés y apoyó su rostro en su mano.

– Quizás le surgió un imprevisto, ya sabes cómo es el vato. – Dijo Javier, a la distancia pudo ver a un Ochoa agitado y buscando con la mirada a sus amigos, Javi levantó el brazo y por fin el Omega estaba con ellos ya sentados.

– Que puta mierda wey, no van a creer lo que me pasó. – Trató de regular su respiración

– Woh, corriste un maratón o que chingados? – Bromeó Lozano.

– No no, es que..ay dios esperen. – Ya más calmado los miró. – Vean, estaba yo cerrando la tortería cuando veo a un wey tirado durmiendo justo afuera, lo despierto porque no vaya a ser que los de mi barrio le roben, se despierta y el cabrón me empieza a tirar piropos que seguro se los sacó de la cola. – Se cruzó de brazos para continuar. – Y que me empieza a seguir el vato! Yo ya me empecé a asustar pues no mames casi 10 cuadras siguiéndome y diciéndome de cosas, lo tuve que patear para que me dejara en paz y me vine aquí corriendo.

– Hubiera estado yo ahí me agarro a putazos con él.  Que pendejo la neta. – Exclamó Andrés mientras llamaba a un mesero para que los atendiera.

– Me ganó el miedo, no tenía el parche de olor puesto y mis feromonas seguro me delataron. – bufó.

– Aquí tienen el menú, avísenme cuando ya sepan que pedir. – Les entregó el menú a cada uno de ellos y se detuvo en Guardado, lo miró bien unos segundos y alzó las cejas sorprendido. – Yo a vos te conozco! Sos el de la disco, ayer en la noche.

Guardado hizo una mueca, quería borrar ese recuerdo, literalmente su memoria le hizo el favor de eliminar todo lo de anoche menos ese suceso.
– Si, ahora me dejas pedir por favor? – Tomó la carta de mala gana y empezó a ver las opciones, ignorando completamente al Argentino.

– Si..si vos ahí me avisas. – ignoró las miradas hacia él y fue a recoger los demás pedidos.

El grupito mientras discutían que pedir, Kun veía desde lejos al joven Omega. Esa noche fue la mejor para él, no podía olvidar su rostro durante toda la noche.
Él debía ser suyo, es solo un simple Omega, cuando se casarán él se quedaría en su hogar haciendo los quehaceres mientras el Alfa estaría en su mejor momento del fútbol, oh, si, esa es su vida perfecta junto a ese chico.

– O que você tanto olha? – Preguntó el moreno al Argentino.

– A esa belleza de ahí. – Suspiró con una sonrisa al verlo, rápidamente fue donde él al ver que ya iban a pedir. – Y? Que van a pedir?

Con una sonrisa empezó a apuntar los pedidos, miró fijamente a Andrés cuando fue su turno. – En un momento se los traigo.

Cuando llegó su comida, Guardado se dió cuenta que había un pequeño papel al lado de su plato, al verlo solo sintió algo en el pecho.

Era el número de Kun.

Y Messi quedó flechado con esa patada.

NXDE. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora