Capítulo 28

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Una semana después, cuando el cielo se hizo más azul, el clima más caliente, y las aguas del Mar Angosto más claras, supe que habíamos llegado a Dorne.

La flota de los Targaryen y Velaryon llegaron poco después que los barcos de los Hightower, que junto a los Martell, nos recibieron.

— Dioses, esto va a ser incómodo— murmuré viendo a Daemon saludar al príncipe Qoren, antiguo enemigo en los Peldaños de Piedra.

Había demasiada gente, afortunadamente era bastante fácil distinguir a las familias. Los Targaryen eran negro o rojo o ambos, los Velaryon tenían en sus prendas tonos aguamarina, los Hightower con el verde, los Martell usaban bellos tonos dorados que combinaban perfectamente con el entorno, y nosotros los Blacksun con ningún color en absoluto más que blanco y el dorado de la joyería.

— Usarán sus diademas— nos ordenó madre a Troy y a mí.

— Madre, por favor, no.

Ella ni se molestó en repetirlo por lo que Troy y yo nos miramos con amargura.

La "diadema" de Troy no era un accesorio pequeño y delicado, era grande y pesado, y a diferencia del mío que sólo era la corona con un collar, el suyo tenía como adicional unas delgadas cadenas que caían desde las hombreras.

— Parezco un sol— gruñó al verse en el espejo.

— Te ves bien— le dije.

Y era cierto. Se veía lo suficientemente bien como para apartar la atención de mí, cosa que agradecía.

— Recuérdame otra vez por qué vine— me pidió.

— Porque soñaste con Helaena por demasiado tiempo y hoy podrás conocerla.

— Cierto.

Si el camino del bote al muelle fue difícil para mí, para Troy y madre fue un infierno en el que Troy se lo repetía a cada segundo. Yo me limitaba a burlar de su agonía como la hija y hermana menor que era.

Finalmente llegamos hasta los Martell.

— Están ante la presencia de Qoren Martell, Señor de Sunspear y Príncipe de Dorne— anunció uno de los guardias armado con una alabarda.

Los cuatro hicimos una inclinación con la cabeza.

— Su primogénita y heredera: la princesa Aliandra Martell, el príncipe Qyle y la princesa Coryanne.

Volvimos a saludar ante la curiosa mirada de los hijos.

— Es un placer conocerlos a todos— dije antes de introducir a cada uno de los miembros de mi familia.

La princesa Aliandra dio un paso adelante y miró con intensidad a mi madre, luego a Troy y luego a mí.

— Sus ojos son... preciosos— murmuró—. Es como mirar el sol. Nunca vi algo similar.

— Muchas gracias, princesa— dijo madre, notablemente halagada.

— Aliandra, ve con tus hermanos y enséñale el lugar a las señoritas, por favor— dijo el príncipe Qoren—. Yo conversaré a solas con sus señores padres.

La princesa obedeció y sus hermanos nos guiaron al interior de su castillo, una fortaleza tan bella como inmensa. Podría decirse que era la más bonita que había visto, probablemente porque era la que más me recordaba a casa.

— ¿Puedo preguntar de dónde vienen ustedes?— dijo la princesa Coryanne con voz dulce, bien podría tener unos quince años.

— Nosotras venimos de un grupo de seis islas en el Mar del Ocaso, llamadas Islas Cienfuegos— contestó Troy y se apresuró a aclarar ante la mirada de los tres jóvenes—. Sí, he oído las leyendas de su pueblo sobre las tormentas y los calamares gigantes, pero una vez que se aprende a navegar ese mar, es muy fácil desplazarse por el mundo. Además que los dragones ayudan.

Blacksun | House Of The Dragon (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora