eight

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Como costumbre, Jade fue hacia el cuarto de Beck, abriendo la puerta con sus pequeñas y peludas patitas, asomando la cabeza primero.

El cuarto de Beck era un desastre y parecía que un tornado con cuchillos había pasado por allí, aunque la realidad es que el híbrido de tigre solía razgar toda tela que hubiera en el cuarto cada vez que cambiaba a su forma animal.

Así que así estaba todo el lugar, con el papel tapiz despegado en casi su totalidad, convertido en papel picado en el suelo, las cortinas y las sábanas de la cama totalmente destrozadas y unas cuantas marcas de garras en las paredes y muebles.

El chico estaba con el rostro inexpresivo mientras arrojaba una pelota contra la pared para volver a atraparla.

Jade maulló y el castaño alzó sus orejas hacia él.

— ¡Bebé tigre! — Beck sonrió ampliamente—. Pasa, pasa, pero cierra la puerta.

La pelinegra obedeció, cambiando a su forma humana para cerrar la puerta. — André me castigó por romper el cuarto... De nuevo, así que si se entera que estás aquí te echará, hablemos despacio.

Jade asintió, se sentó junto al chico, aunque no tenía ganas de decir nada, así que no lo hizo.

Después de un rato de hablar sólo, Beck se dió cuenta del estado de la gatita.

— ¿Por qué esas orejas caídas, pequeña pantera?

El híbrido de tigre tenía muchos apodos para Jade, todos relacionados a grandes felinos y la miniatura que era la gatita junto a ellos, una costumbre que había quedado de cuando lo confundía con una pantera.

Jade frunció el ceño.

— No sé- confesó—. Llegué y Robbie fue muy bueno, y Tori también fue muy buena, pero me hace sentir feo.

— ¿Fueron buenos? — repitió el tigre, Jade asintió- ¿Entre ellos? — La gatita volvió a asentir- ¿Y te sientes feo por eso? — y asintió de nuevo.

Beck hizo una mueca, deteniendo la pelota entre sus manos.

— Escuché algo de eso, se llaman celos. Y se dice que "Estás celosa".

— ¿Celos? ¿Estoy celosa? — repitió.  Beck asintió.

— Temo que no hay cura para los celos- dijo—Y son mortales- añadió, hablando con voz grave, haciendo que Jade se asustara, erizando su cola y alzando sus orejitas.

— ¿En serio?- Beck hizo una mueca, lo pensó un momento.

— Nunca ví a nadie morir de celos- dijo—. Pero en muchas series y películas dicen todo el tiempo que se están muriendo de celos... Por lo que deben ser mortales.

Jade hizo un mohín.

— ¿No hay nada que hacer? — se sintió triste al saber que moriría.

— En la tele se sienten mejor después de que les hacen mimos...- dijo el tigre—. ¿Quieres que te  haga mimos para que te sientas mejor?

Jade asintió, cambiando de nuevo a su forma gatuna para frotarse contra Beck, mientras este rascaba ligeramente con sus garras su lomo, debajo de su barbilla y entre sus orejitas.

Bad luck. (Jori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora