fifteen

422 46 17
                                        

Jade se quedó todo el día en casa de André, aunque conforme pasaban las horas tenía más ganas de irse, de regresar a su casa y estar con su humana, que parecía tardar a propósito.

Lentamente su humor fue decayendo, sus amigos se dieron cuenta de ello, aunque no dijeron nada, esperando que sus juegos y charla lograran animarla, pero la gatita parecía cada vez más triste.

— Extraño a Tori. — fue todo lo que les dijo, haciéndolos callar.

Por la noche, sin nada más qué hacer, Jade estaba con las orejitas bajas, mirando al suelo, con su flequillo cubriendo sus ojitos, seguía esperando a que Tori volviera por ella, aunque no había señales de que eso estuviera cerca.

La sensación de abandono la inundó de nuevo.

Odiaba sentirse así, y para su desgracia, ya había sufrido eso varias veces.

Temía que Tori la dejara igual que sus otras familias, aunque una parte de ella se autoconsoló con que al menos, podría quedarse en casa de André todo el tiempo que quisiera, el chico no tenía ningún problema en que se quedara, y todavía recordaba el día en que lo conoció, cuando le había dicho cosas lindas y comentarios de que esa sería su nueva casa y él su nuevo dueño.

Aunque al final había terminado con Tori.

Algo en aquella linda castaña cachetona le había gustado, quizás su tranquilidad, su calidez, sus mimos o su cómodo aroma.

Pensar en Tori sólo la hacía sentir peor. — ¿Jadey?

La gatita no miró a André, el humano suspiró un poco, arrodillándose a su lado, acariciando su cabecita.

— Tori me llamó, está viniendo.— dijo, y con sólo esas palabras logró que sus orejitas se alzaran.

— ¿No me abandonó?

André frunció el ceño.

— ¿Por qué te abandonaría?

— Ella... Estaba enojada cuando me dejó aqui.— murmuró—. Y ya pasó mucho tiempo.— miró un poco hacia la ventana—. El sol se fue y ya está todo oscuro... Comi dos veces estando aquí... Mucho tiempo.— pequeñas lagrimitas aparecieron en sus ojos.

A André le pareció adorable la forma que tenía la híbrida de contar el paso del tiempo.

— Tori no te dejaría nunca, Jade. —dijo André con seguridad—. ¿Vamos a esperarla abajo? — preguntó, para ver a la gatita asentir con seguridad.

Viendo a la híbrida sentarse en el sillón, mirando la puerta con atención y las orejas alzadas, la dejó sola.

Tori tenía una copia de las llaves, y podía entrar cuando quiera, además, él debía calmar a sus dos pequeños híbridos quiénes estaban preocupados por Jade, y su dueño debía darles una charla para que dejaran de revolotear a su alrededor con preguntas.

André no había mentido, y minutos después Tori apareció en la puerta, Jade había querido ir hacia ella para abrazarlo pero un feo y fuerte olor que no conocía la hizo detenerse a unos pasos de ella.

Bad luck. (Jori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora