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— En realidad, estaría bien que sintieras celos de Rob- dijo Beck, con una mano en su mentón y una mueca en sus labios.

Los azulados ojos de la gata negra lo miraron.

— Considerando que tú das mala suerte y Rob da buena suerte... Son como polos opuestos- dijo el tigre—. No sé por qué no lo había pensado antes.

La gata negra maulló, rodando sobre su lomo para que sus patitas tocaran al suelo, antes de cambiar a su forma humana.

— ¿Los conejos dan buena suerte?

— Sus patas dan buena suerte- dijo el tigre—. Y Rob tiene cuatro, así que tiene mucha buena suerte.

Jade frunció el ceño, un pequeño mohín se instaló en sus labios.

— ¿Un mentiroso da buena suerte y yo no?

— La mentira no se relaciona con la suerte, pequeña tigre.

Jade seguía molesta, su linda humana se había ido con el suertudo de Robbie.

Aunque en realidad estaba triste porque no recibía atención, con las orejas caídas, comenzó a acariciar su peluda cola sólo para hacer algo, ya que Beck se había entretenido con la pelota de nuevo.

Sin querer, un maullido lastimero salió por sus labios.

Beck lo miró con ojos preocupados, ella cubrió su boca como si así pudiera retener cualquier otro sonido triste que quisiera escapar.

— Creo que ya entraste en la segunda fase de los celos, tristeza- dijo el tigre, aunque no ayudo ni un a poco a la gatita.

Jade bajó la cabeza, ocultando unas lágrimas que brillaban en sus ojos.

— Oh, pequeña Jade — Beck abrió sus brazos, ofreciendo un abrazo que la gatita rechazó.

Antes de que pudiera decir otra cosa, la puerta del cuarto se abrió, entrando Tori rápidamente.

— ¡Jade! Estabas aquí, ¿Por qué te escondías? Te estaba buscando.

Tori se había acercado a los dos felinos, pero al ver la postura de su minina, se preocupó un poco, arrodillándose a su lado para acariciar su cabeza y orejitas.

— Gatita, ¿Qué tienes? — murmuró, inclinó a Jade hacia ella, envolviendola con sus brazos, dejó besos sobre su cabeza en un intento por calmarla — Jade, ¿Qué le pasa a mi gatita llorona?

Tori continuó haciéndole mimos y dándole besitos, Jade se había acomodado casi encima de ella, con el rostro escondido en su pecho, hasta que había empezado a ronronear.

— Linda gatita, ya es tarde, ¿Vamos a casa?

Jade simplemente asintió, cambio a su forma animal sólo para Tori pudiera cargarla, saliendo de la casa de André sintiéndose cálida entre los brazos de su humana.

Bad luck. (Jori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora