eleven

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Incluso en casa, Jade no podía sacarse esa sensación fea del pecho.

No sabía que los celos podían durar tanto.

Aún sin cambiar a su forma humana, siguió a Tori por todo el departamento, maullando para que le diera atención.

—Ya, Jade, para.- masculló Tori, cuando la gatita comenzó a pasar por entre sus piernas haciéndolo tropezar, aunque la minina no le hizo caso.

Hartada, tomó a la gatita maullante e intentó callarla de la forma que siempre le funcionaba, dejando infinitos besos por toda su cabecita, se apartó con una sonrisa, esperando que Jade saliera corriendo avergonzada como solía hacer siempre, pero en cambio, alzó sus ojos celestes hacia la humana.

Miau. - Tori rodó los ojos, soltando un suspiro cansado.

— ¿Ya no huyes? — Jade la miró—. Bien, ya verás.

Se acercó al sofá, sentándose y con Jade sobre su regazo.

— ¿Cambias para mí, gatita? — preguntó Tori, acariciando sus orejitas, sonriéndole de forma encantadora, y Jade no pudo no obedecer.

La castaña sonrió un poco más al ver a la linda chica con orejitas y cabello rizado totalmente ruborizada.

Bajó su mano del cabello de Jade hacia su pálida mejilla, para acercar sus rostros y dejar un beso sobre sus labios, sin más que un contacto, sin moverse.

Esperando que la gatita reaccionara, Tori se apartó para sonreír con victoria.

Pero Jade seguía sin moverse, mirándola con ojos brillantes, que se movían nerviosamente de los ojos de Tori hacia sus labios.

Jade se sentía rara, pero ya no le parecía malo, los besos de Tori habían hecho que los celos que quedaban se fueran, pero había dejado una extraña emoción en su pecho.

— ¿Nada? — preguntó Tori viendo que la minina seguía igual.

Tomó el rostro de Jade de nuevo, para juntar sus labios otra vez, moviendo sus belfos lentamente sobre los finos y suaves labios de su gatita, quien no sabía cómo responder.

Tori nunca la había besado así.

Cerrando sus ojos para hundirse en el beso, Jade abrió un poco sus labios, dejando que la lengua de Tori entrara en su boca, recorriendo su interior, dominando completamente sobre su inexperta y razposa lengua que intentaba reaccionar.

Aún sin los resultados esperados, Tori continuó besándola profundamente, esperando que Jade hiciera lo suyo.

No supo cuanto tiempo estuvieron así, cortando el beso para dar una rápida bocanada de aire y después seguir, pero luego de eso Jade seguía sin cambiar a su forma gatuna, aunque si parecía completamente avergonzada.

Y muy linda a ojos de Tori.

Con el rostro completamente ruborizado, los labios hinchados y temblando ligeramente, mientras sentía su corazón golpear su pecho, acelerado por aquello, Jade sentía que podría desmayarse de todas las emociones que corrían en su interior.

— Mi gatita ya está grande- dijo Todo, en tono cariñoso, acariciando su mejilla y parte de su cabello, haciendo que Jade ronroneara bajo—. Ya no cambia y sale corriendo a esconderse.

Jade se acercó a ella para abrazarla, acomodando su cabeza cerca del hombro de Tori, se sorprendió un poco cuando escuchó el corazón también acelerado de su humana.

Tori le devolvió el abrazo, sin dejar de acariciar su cabeza, con una sonrisa en el rostro.

— Y André dice que Robbie es el más suave... Tu pelo es el más lindo.- dijo, haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en los labios de Jade —. Eres lo más lindo de mundo, Jadey.

Bad luck. (Jori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora