Bad luck. (Jori)

twelve

Desde aquel beso las cosas habían cambiado un poco.

Jade quería más, su corazoncito le pedía que le dieran tantos mimos y tanto cariño como había sentido en aquel momento.

A demás, Tori le había curado los celos.

Estaba feliz porque ya no moriría de celos, y también agradecida porque su dueña ya la había salvado dos veces.

Por parte de Tori, ella también sentía algo como su gatita.

Cada vez que encontraba aquellos lindos y brillantes ojitos mirarla no podía evitar sonreír, y su pecho se inflaba en una sensación extraña que no podía definir del todo bien.

Se había acostumbradoa darle besitos a Jade, aunque ahora parecían significar algo más, porque hacía los corazones de ambas acelerarse, incluso por más que sea un pequeño beso sobre su cabeza antes de ir a dormir, o a la universidad, o incluso a hacer compras, esa sensación se quedaba en su pecho.

Jade rorroneaba más que antes, aunque parecía avergonzada de hacerlo, ya que se quedaba con las mejillas enrojecidas y la mirada gacha un largo rato, hasta que Tori iba junto a ella para hacerle unos mimos y sonreírle.

Pero el principal cambio se daba cuando era la hora de dormir.

La cama de Tori era amplia, tamaño matrimonial, y ambas dormían allí, pero nunca habían tenido tanta incomodidad como la que sentían luego de aquel beso.

Ambas querían más. Y ninguna quería aceptarlo.

Jade tenía miedo de ser insistente con el tema de los mimos, pero el insomnio no la abandonaba, y su cola se movía con violencia debajo de las sábanas por lo irritada que se sentía.

Así que timidamente se giró un poco para hablarle a su dueña.

— Tori-Tor

—Mjm.

— ¿Pu-Puedo... Acurrucarme?

— ¿Mmm?

—¿... A tu lado?

Tori se removió un poco, girándose para ver con ojos cansados a su linda minina, quién permanecía de espaldas a ella pero que miraba tímidamente sobre su hombro.

— ¿Quieres venir más cerca mío? — preguntó la castaña, notó a Jade asentir—. Claro, ven.- murmuró, volviéndose a acomodar sobre la cama, cerrando los ojos.

Escuchó a Jade moverse, acercándose hacia ella, abrió un poco sus párpados para mirarla.

La chica debía estar ruborizada, por más que no veía bien en la oscuridad, lo notaba, por la forma de bajar la vista y de apretar su cola entre sus manos.

A pesar de que quería que la híbrida se acercaría más, aún se mantuvo a unos cuantos centimetros de su cuerpo, lo suficiente para sentir su calor corporal pero no tanto como para tocarse.

Jade seguía insatisfecha, frunció un poco los labios, tenía un miedo extraño de ver a Tori.

Seguía estando lejos para su gusto.

Tartamudeando un poco por la vergúenza, sin querer insistir mucho, volvió a hablar.

— T-tor...

— Ah, Jade.- la interrumpió la castaña, y para sorpresa de la minina, la chica se giró para pasar un brazo sobre su cuerpo, mientras con la otra mano acarició suavemente su mejilla.

Las orejas de Jade se alzaron de golpe abriendo sus ojos enormemente.

De nuevo, esa sensación cálida que le había dejado el beso volvió a su pecho, y comenzó a ronronear bajo.

Tori sonrió al sentir ese lindo sonido con esa cómoda vibración proveniente de su gatita.

Jade sintió su rostro caliente, Tori estaba muy cerca, le estaba sonriendo muy bonito y muy cerca.

Sintió sus labios palpitar, pidiendo aquel contacto de nuevo.

— T-tori... — tartamudeo, temblando un poco con nervios.

— ¿Sí, gatita bebé?

— P-Pu-Puedo...- se mordió el labio con fuerza.

Sentía su corazón muy agitado, ya no podía hablar siquiera bien.

Bajó su mirada con vergúenza, su ronroneo se detuvo y apretó su cola entre sus manos al punto en hacerle doler.

Tori abrió sus ojos con preocupación, inclinó su rostro hacia el de Jade, lo suficiente para que sus frentes se tocaran.

— ¿Qué pasa, Jade?

La gatita negó, quiso apartarse pero no lo hizo. Tori mordió su labio sin saber qué hacer.

En un intento al azar, creyó hacer lo único que podía ayudar.

Alzó el rostro de Jade con delicadeza, inclinándose hacia ella para unir sus labios.

De nuevo miles de sensaciones comenzaron a recorrerlas.

Movió sus labios de forma suave, delicada, sintiendo los torpes movimientos de Jade que intentaban imitar los suyos, sonrió un poco.

Escuchó a Jade comenzar a ronronear otra vez, la gatita abrió su boca para dejar paso a la lengua de Tori de nuevo, quién primero lamió el labio inferior de la híbrida, como si pidiera permiso, antes de entrar en su cavidad para adueñarse de todo.

Sin querer, Jade jadeó un poco, acallada por el beso.

No fue un beso como el de aquella vez, este era mucho más tranquilo, mucho más cariñoso.

Al separarse, Jade rorroneaba fuertemente, miró con sus brillantes y azulados ojos a Tori, sus ojitos estaban algo húmedos, aunque no supo porqué, de lo que menos tenía ganas era de llorar.

Con una sonrisa, la castaña acomodó a Jade más cerca de su cuerpo, con su rostro descansando sobre su pecho mientras sus brazos lo rodeaban, en un cómodo y lindo abrazo.

Y así finalmente, ambas pudieron dormir.