Capítulo 5

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NARRA SAYURI

-¡Estoy en casa!

Escuché a mi padre y bajé corriendo para darle la bienvenida.

-¿Qué tal el día?- le di un beso.

-Como siempre, lleno de trabajo. ¿Y tu entrenamiento?

Me sonrojé sin querer.

-Bien.

-¿Un chico?- elevó una ceja, y antes el ataque de pánico huí a mi habitación.

No tardó mucho en aparecer.

-¿Amor?- tocó la puerta.

-No quiero casarme con Kentaro.

-Gracias por darme una buena noticia, porque si lo haces te desheredo.

Abrí y lo dejé pasar.

-¿Quién es?- se sentó en mi columpio.

-A veces patina. Lo conocí en una tienda y luego coincidimos allí- jugué con mis dedos -pero... no sé si le gusto.

-De eso hablamos luego, sigue contando- tan cotilla.

-Pues es nuevo, se cae casi todos los días pero se esfuerza mucho, y al reconocerlo me acerqué para intentar ayudarlo y empezamos a saludarnos de ahí en adelante y bueno... es muy agradable.

-Estás rojita- sonrió orgulloso.

-No es verdad- desvié la mirada -hoy hemos merendado juntos, me ha traído una tarta de fresa a pesar de que él no ha patinado. Me ha hecho compañía.

-Os habéis hecho compañía- corrigió -ha ido a verte con un trozo de tarta para perder la tarde mirándote, ¿y crees que no le gustas?

Me tendí en la cama y me tapé la cara, esto era muy vergonzoso.

-Me ha traído a casa.

-Escucho campanas de boda.

-¡Papá!- le lancé un cojín.

-¿Y cómo es?

-Reservado, tímido.

-Esos son los más difíciles- me animaba -pero también los mejores- se sentó a mi lado -averigua qué le gusta, tienes que hacer que se sienta cómodo para abrirse.

-¿Con eso querrá quedarse?

-Amor, todos somos distintos, hay gente que prefiere que no invadan su espacio personal y hay otros que ahogan con sus cercanías, no puedo ser yo quien te diga cómo es él. Interésate más por conocerle y averigua cuál de los dos es.

Me puse triste al recordar mi no caída.

-A la tarde cuando iba a resbalarme lo abracé y levantó las manos para no tocarme, estaba asustado por mi comportamiento.

-Entonces ya sabes de qué tipo es- palmeó mi pierna y se levantó quitándose la corbata -vamos a pedir la cena, me apetece una hamburguesa.

Al día siguiente me desperté como siempre para ir a la escuela, recibiendo un mensaje de mi amiga.

BESTIE

Tia estoy enferma vas a tener que enfrentarte a tu pesadilla sola, y no te preocupes, no quiero que te pases a traerme los deberes.

Suerte!

Mi ruina.

Me coloqué la falda, las medias altas, el lacito de la camiseta y el jersey, el abrigo y la mochila y mis zapatos de plataforma para contrarrestar que tengo la altura de un niño pequeño. Y salí después de desayunar.

Esperaba al bus del instituto y Kentaro se puso a mi lado.

-Menos mal que ya no llueve.

-Buenos días Kentaro- respondí mirando a mi teléfono.

-Tan buenos que no sabes cómo me he alegrado al verme al espejo y comprobar que no tengo la cara del pringado que te trajo ayer.

Me giré para encararle lo más amable posible, conteniendo mi rabia cuando llegaba el transporte.

-¿Mañana tienes partido no?

-.

-Pues rómpete una pierna- se sorprendió -es lo que se dice, ¿no?- guardé el móvil y subí cuando las puertas se abrieron.

Obviamente, se sentó a mi lado.

-¿No quieres venir a animarme?

-Eres tu propia motivación, no necesitas vaya.

-¿Cómo que no? Ya quisiera verte gritando mi nombre- sonrió y miré por la ventana -seguro que en otro tono diferente al normal "Kentaro" suena muy bien viniendo de tu dulce voz.

-No lo creo.

-Siempre tan tímida.

Volví a sacar el teléfono -lo siento pero ahora tengo que hacer algo urgente, y no quiero que sigas hablando solo- avisé.

BESTIE

Necesito que encuentres un número .

Se llama Peyan.

Lo antes posible por favor.

Me respondió rápido.

¿Dónde vive?

Esa era una buena pregunta.

Creo que por Shibuya o alrededores.

Llegamos al instituto y mientras bajaba del autobús me llegó una notificación.

BESTIE

[ CONTACTO ]

Creo que eres de las pocas personas que no tienen el número de un vicecapitan de la ToMan, ha sido muy fácil.

Quiero el chisme completo.

¿Vicecapitan de qué? ¿Cómo que de las pocas personas? ¿Será un pervertido sexual? ¿Con cuántas habrá estado?

OCASO - PEYANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora