NARRA PEYAN
-¿Crees que así voy bien?- pregunté nervioso.
-Tranquilo- mi madre me sacudió los hombros para quitarme tensión -las manchas de sudor casi no se notan.
-Pero sí que huelen- comentó mi hermana apoyada en la puerta.
-¡Mamá!
-¡Takea vete a tu habitación!
-Vas a hacer el ridículo- comentó yéndose.
-No le hagas caso, estás muy guapo.
-¿Tú crees?
Por culpa de la petarda ya no me veía al espejo con los mismos ojos.
-Mamá... ¿me lo estás diciendo porque soy tu hijo favorito?
-¿Quién te ha dicho que eres mi hijo favorito?
-Los tontos siempre lo son...
-No tengo hijos tontos.
Rodó los ojos y salió sin decir nada, dejándome con mis pensamientos mientras hacía tiempo hasta que fuera la hora para salir. Y quince minutos después seguía mirándome sin estar convencido.
-Estás horrible- volvió a asomarse la princesa -con la corbata parece que vayas a venderle enciclopedias y ni siquiera sabes lo que son.
Apreté desesperado los puños y la escuché suspirar, se acercó a mi armario y rebuscó en él.
-¿Qué haces?
Agarró una camiseta y me la lanzó.
-Ponte eso- abrió uno de los cajones y sacó unos pantalones -con esto. Y deprisita que se te hace tarde.
Miré la ropa e intenté decidirme rápido.
-Peyan- me miraba con lástima hasta que volvió a poner su amargada cara -no vuelvas a ponerte el traje para conocer a tu suegro idiota ¿quieres que piense que eres un rarito?- rodó los ojos y se fue.
Gracias.
Decidí ir en autobús para poder llevar el chocolate sin miedo a que se me cayera, así también aprovechaba para ir bien peinado y que pensara mejor de mí, como ejemplo de buen y respetuoso ciudadano. Pero al ser una comunidad en la que no dejaban entrar a cualquiera no había muchos transportes públicos hasta allí, así que me tocó caminar unos largos e insufribles 20 minutazos. Me paré en la puerta para recuperar aire y dejar ir el posible mal olor del sudor que seguramente desprendía. Y digo seguramente porque me temblaba tanto el cuerpo que ni lo sentía.
-Buena noche señor- miré la caja -hola ¿qué tal?- regresé la vista a la puerta -buenas noches señor ¿cómo está?- me rasqué la nuca -buenas señor, le traigo chocolate.
-Cuando pensaba que no podías dar más pena te encuentro hablando con una puerta.
-¿Los adultos saben que el abominable chico del vecindario está husmeando?
No necesitaba mirar a Kentaro para saber que seguiría mirando hasta que desapareciera de su vista.
-Guarden a sus hijas, un delincuente pasea por la comunidad.
No lo reviento porque soy un buen chico que no busca pelea.
No lo reviento porque soy un buen chico que no busca pelea.
Lo reviento porque soy un buen chico que busca pelea.
Sin querer aplasté un poco la caja, pero es que me sacaba de quicio. ¿Por qué siempre tiene que haber alguien así?
Llamé a la puerta y el culo se me cerró. Estos nervios eran peores que los que sufría al tener que entregarle las notas a mi madre. Cuando abrieron la puerta me incliné lo más rápido que pude para mostrarle mis respetos.
-Buena noche señor- levanté la caja -aquí hay chocolate.
-Soy yo.
La voz de Sayuri me descolocó bastante.
-Humm... ¿me levanto?
-¿Piensas caminar como el jorobado?
Escuché su risa mientras me dejaba pasar, me acerqué para darle un beso en la frente y cerró la puerta.
-¿Todavía no está?
-¡Papá!
Volví a aplastar la caja. Un hombre alto salió de lo que creo era la cocina, se estaba secando las manos y se acercaba alegre.
-Peyan ¿verdad?- me tendió la mano.
-Sí señor soy Ryohei, un placer- volví a encorvarme.
-Basta de formalidades- me dio una palmada en la espalda -¿pasamos al comedor?
-He traído chocolate amargado.
-¿Chocolate qué?
-Sayuri dijo que le gustaba- estaba a puntito de llorar de terror.
-Oh, gracias. Qué detalle- tenía la misma sonrisa que su hija.
-¿Habías estado antes en casa?
-¡NO SEÑOR! ¡LE JURO QUE NO HE HECHO NADA!
Sayuri se sobresaltó y el señor me miró preocupado.
-Era para saber si tenía que enseñártela- explicó amablemente.
-Oh, pues no, no había estado.
-¿Qué os parece si primero cenamos? Yo ya tengo hambre.
-Como no sabía lo que te gustaba he ido a lo seguro- lo seguí hasta la cocina -katsudon y sopa de miso.
-Qué buena pinta.
-Mi hija dice que te gusta la cocina.
-Lo que me gusta es su hija- dije sin pensar -QUIERO DECIR QUE LO QUE ME GUSTA ES CUIDAR DE ELLA, EMPECÉ A PREPARAR ALGUNAS COSAS PARA LLEVARLE A LOS ENTRENAMIENTOS.
Sayuri se acercó de un salto y me abrazó como a un peluche -y está todo muy rico.
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OCASO - PEYAN
Fanfiction¿Pehyan se enamora? Fic corto. No superé su casamiento con Yasuda. Pehyan te quiero. No lemon, cochinotas. Lo mejoraré con el tiempo, solo tenía prisa por subirlo.