NARRA SAYURI
-Perdón- me di la vuelta.
-¿Querías algo?
-No... s-solo quería ver a Peyan pero es igual, no... no le digas nada.
-¿Peyan?- se extrañó.
-No importa, ya entiendo.
Bajé las escaleras del porche dándole la espalda.
-¡Espera!
Me di la vuelta para ver que me estaba mirando de arriba abajo.
-Llevas perlas rosas como pendientes.
Por inercia me tapé las orejas con el pelo.
-¿Eres Sayuri?- asentí -pasa- me indicó con la cabeza -Pah me llamó para hablarme de ti.
No sabía qué hacer y tampoco sabía de quién hablaba.
-Mi madre quería conocerte.
-¿Tu madre?- me extrañé.
-La dueña de la casa- respondió con obviedad.
La miré más a fondo sin creerme lo que estaba entendiendo.
-Si no te has dado cuenta de que soy su hermana no nos parecemos tanto como dicen.
Me acerqué aún sin pestañear.
-Soy Takea, la mayor.
-¿Quién es?- una señora salió de la cocina.
-Es Sayuri- avisó divertida dejándole a su madre los ojos como platos.
-Pasa por favor pasa- respondió emocionada.
-¿Y no sabéis dónde puede estar?
Se miraron entre ellas sin saber qué responder.
-Es que nunca le preguntamos esas cosas- avisó la madre.
-Porque casi nunca es verdad- finalizó Takea.
-Seguramente nadando, llevo toda la semana lavando bañadores.
Me levanté.
-¿Estará allí ahora?
-No puedo asegurarte nada, pero si esperas a la cena él vendrá, o sea tiene que venir en algún momento.
-No puedo esperar tanto, gracias por todo y encantada- hice una reverencia y salí corriendo a donde me explicó que iba, ya iba anocheciendo y estaba sola pero poco me importaba.
Por favor que esté, es lo único que pensaba.
Al llegar lo leí; CERRADO.
Por atrás se veía el bosque.
Rodeé el edificio hasta llegar a la parte de atrás entre arbustos y frondosos árboles, ya veía una piscina por dentro de la cristalera pero seguía lejos. Pisé mal y me resbalé, pues ya era de noche y se veía poco. Llegué a la verja y miré intentando tranquilizarme, sí, alguien nadaba solo.
No te escapas.
Empecé a trepar de mala manera para saltar al otro lado, y una vez saltando fui a la puerta de emergencia que había en una esquina para entrar a las instalaciones. Intentaba abrirla a la fuerza, golpeándola para que la escuchara al no conseguirlo.
Hasta que se abrió y un señor me miró extrañado.
-¿Qué haces aquí?
-Quería hablar con Peyan pero estaba cerrado.
-Acababa de cerrar, podías haber tocado directamente allí, te hubiese abierto.
-Oh.
-Pasa anda- me dejó pasar -esa es la puerta de la piscina en la que está- señaló a la derecha -me voy ya, no os olvidéis de hacer nada antes de iros.
-No se preocupe señor, gracias.
Se marchó y abrí la puerta, me acerqué lentamente hasta el chico que hacia los largos para confirmar que era él. Me coloqué en una punta para cuando tocara la pared y esperé a que fuera él quien mirara. Lo hizo, pero de una forma fría.
-Hace una semana que no sé nada de ti- comenté.
-No te pierdes nada.
-¿Por qué me has abandonado?- volver a tenerlo delante me ponía sensible.
Apartó la mirada para ignorarme.
-Peyan te estoy hablando- supliqué -deja de comportarte así.
-Te escuché hablar con Kentaro el día que dejé tu paraguas.
-¿Y por qué no entraste?
-Porque no había nada que decir.
-¿No tienes nada que decir sobre eso?
-Que siento haber soñado con algo como tú.
Soltó rabioso con la voz temblando.
-¿Qué?- parecía que me culpaba de aquello.
-Que tenía razón en todo, yo no puedo darte una vida plena como la que tienes, yo no puedo darte lo que te daría él o alguien de tu mismo nivel.
-¿Y quién ha pedido eso?
-¡Yo quiero eso para ti!
-¡Pero yo te quiero a ti!- el nudo volvió y lloré otra vez -solo quería hablar.
-Somos de mundos distintos, no puedo darte nada que no puedan darte otros- explicó con el ceño fruncido volviendo a sumergirse y nadando hasta el otro lado.
Se detuvo en la otra punta para no volver, y como no iba a ir detrás suya me quité las zapatillas, miré hacia abajo y me lancé al agua sin pensarlo.
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OCASO - PEYAN
Fanfic¿Pehyan se enamora? Fic corto. No superé su casamiento con Yasuda. Pehyan te quiero. No lemon, cochinotas. Lo mejoraré con el tiempo, solo tenía prisa por subirlo.