01 - Son cómo niños

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Y así fue como llegaron a las tierras donde se iba a celebrar el mundial. Todo era emocionante para los 32 equipos clasificados a esta fiesta del fútbol.

— Argentina se ubica en el hotel del Grupo C. — Dijo Scaloni aunque no muchos le tomaban importancia. De Paul, Messi, Di María y Dybala al estar al frente sí o sí tenían que escucharlo, Gómez estaba durmiendo en el hombro de Otamendi mientras que el alfa solo lo admiraba, Paredes y Cuti estaban viendo los mejores chistes racistas por si los insultaban, Licha y Nahuel decidían quien iba a ir a pedir pizza nomás lleguen, Lautaro y  Tagliafico jugaban al FIFA móvil, Julián y Enzo estaban que se comían al fondo del todo y así seguía la lista de los convocados. — ¿Me están escuchando?

— Sí, Scaloni — Se escuchó al unísono menos de alguien y Scaloni se dió cuenta

— ¿Me estás escuchando, Emiliano? — Bufó.

Al no recibir respuesta, comenzó a caminar hacia el fondo y las sillas al costado de Julián y Enzo (los cuáles, se asustaron cuando lo vieron) rápidamente se separaron

"Creo que debería darme a respetar un poco más..." Pensó Scaloni cuando vió al omega más grande de la selección durmiendo con la boca abierta y con los audífonos a todo volumen.

— Ha estado así desde que comenzó a hablar — Dijo un Julián con los labios algo hinchados y mejilla rojas — Mejor déjelo dormir, estuvo muy ansioso antes de venir.

Bien, no tenía nada que decir en contra de ello. Emiliano aunque demostrara ser el Omega más fuerte y defensor de los demás, también era el más preocupado y ansioso. Podía pasar días sin dormir con tan solo pensar en todo lo posible a suceder, si se equivocaba, si no pateaba bien o hasta si no medía bien sus guarniciones de comida. Julián tenía razón, lo mejor no era despertar a un Dibu con más de 23 horas sin dormir por la ansiedad de llegar a Doha a salvos.

Caminó hacia su silla y miró a su esposo — ¿Conseguiste las pastillas para dormir?

— Sí, pero vos ya estás viejo y no sé si debés tomarlo — Dijo Aimar

— ¡No es para mí y-- No estoy tan viejo —  Bajó un poco la voz cuando se dió cuenta que la subió nomás le dijo viejo.

— Bien, no estás tan viejo. — Se acercó y le besó la mejilla — ¿Para quiénes son?

— Son para Emiliano que no ha logrado dormir bien últimamente.

— Es verdad, en el avión no lograba ni conciliar el sueño — Dió una pequeña risa para volver a besarle la mejilla. — Vos también debés descansar un poco...

Acostó su cabeza en el hombro de aquel que siempre lo acompañó hasta en esa locura de ser DT. Los comentarios tan hirientes siempre le afectaron pero al igual, siempre mantenía la voz callada para evitarse problemas; Preferia callar bocas con demostraciones que con bulla. Se dejó sumergir en aquellos masajes en su cabeza y cayó en el sueño repentino.

Él también se sentía agotado.

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— Mientras Aimar escoge a sus compañeros de habitación, voy a ser muy claro. — Todos callaron — Las reglas son sencillas.

— Pará, Pará ¿Por qué reglas? — Habló una de las voces más ruidosas: Lautaro

— Recordemos dónde estamos ¿Bien? No estamos en cualquier país, chicos, estamos en un país árabe el cuál, tiene reglas muy diferentes a las nuestras. En primer lugar, los omegas en este tipo de países están totalmente prohibidos de jugar fútbol y solo por este mundial han permitido ello. En segundo lugar, no quiero poner en peligro a ninguno de ustedes porque gente como vos, Dibu, son re quilomberas y no va.

— ¡Hey! Bue, un poco nomás

— Y en tercer lugar, es necesario para cuidar su sueño y hasta su salud así que, no quiero quejas — Juntó las manos dando un aplauso — Primera regla, no al fernet.

— ¡CHÉ, PARÁ! ¿¡Cómo que no!? 

Tan sólo decir eso fue el inicio de una ola de ruidos y quejas que no parecía querer parar. Algunos se reían mientras otros parecían quejarse sin parar, ni siquiera la mirada gruesa del director técnico los detenía.

— ¿¡Que será de mi vida sin mi ferné'!? ¡No me podés hacer esto!— Gritó papu.

— ¿Y yo que? — Miró molesto Otamendi a su pareja.

— Calláte vos, ni olés a mi verdadero amor — Tocó su pecho — El ferné'

— Andáte a la concha de tu madre, papu.

Scaloni estaba seguro que si Aimar no le estaría acariciando la espalda probablemente hubiera salido de la sala de reuniones, caminado hacia la pista y esperar que un lindo Ferrari lo atropellara.

— Bue, chicos. Silencio — Dijo Di María — Y vos, Leo, dejáte de reír.

— Segunda regla, cero salidas después de las doce y los omegas no pueden salir solos. — Aimar tapó los oídos de Scaloni y lo único que vió fue como se levantaban a quejarse. Estos nenes de 20 a 30 años lo estaban sacando de quicio.

Sentados ahorita mismo. — Subió la voz enojado.

Por la costumbre, los primeros en reaccionar fueron los omegas que no dudaron en dejar de hacer bulla y sentarse. Papu se sentó como si su cuerpo le pesara, Dybala que estaba sonriente por la actitud de sus compañeros se acomodó en la silla y hasta el capitán, Messi, se estaba matando a carcajadas hasta que escuchó la voz de mando y no dudó en acomodarse manteniendo solo una pequeña sonrisa.

— Se pudrió todo, me siento — Dijo Licha provocando las risas de su grupo de amigos: Cuti (quién también fue uno de los primeros en sentarse) y Nahuel.

Lo próximo que pasó fue todos sentados con la cabeza gacha escuchando como Scaloni los resondraba por parecer niños de 12 años cuando el profesor les decía que no iban a salir al recreo.

— Cómo sea, la tercera es no emborracharse, me voy a descansar y esperar a que ustedes también lo hagan.

Terminó de decir para intentar salir pero los convocados se levantaron a abrazarlo y darle la despedida (y disculpas) de buenas noches a base de "La Scaloneta, la puta que los parió".

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๑ 976 palabras.
๑ ¡Gracias por leer!

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