𝗕𝗿𝗮𝘀𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗮𝗺𝗮𝗻𝗲𝗰𝗲𝗿 [𝗥𝗮𝗻𝗽𝗼]

Capítulo 1: Broken boy

Advertencias: Violencia, menciones a la muerte.

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El blanco representa pureza. El blanco es considerado como esperanza.

Ahora todo mi cuarto es blanco y me es fácil divagar en la ausencia de color, pero es mejor que dirigirme a la tonta bitacora diaria. No sabemos si es personal pero no me atrevo a decir nada comprometedor porque debo sobrevivir sin importar que, aunque a veces he deseado romperla.

—Bitacora personal del día…no recuerdo qué día— mentía, sabía la fecha exacta, no era difícil contar cada día desde mi colapso—. Hoy trataremos de experimentar con algún desafortunado que buscaba comida ¿Pueden creerlo?, el tonto salió porque tenía hambre, ¿No es deplorable?

Sé que mis palabras son crueles, pero solo hay dos formas de afrontar el miedo según Fukuzawa: Con sarcasmo y con coraje. Sí, el mundo es cruel, pero así es ahora y trato de no romperme frente a los lobos.

—Es obvio que tienen hambre, pero es mejor morir de hambre antes que salir de los límites— cambio mis palabras por voluntad propia—. Como sea, hoy es otro día…solo otro día y parece que uno duro.

El sonido del metal deslizándose me interrumpe, es hora del desayuno por lo que guardo la cámara en su caja. Dos barras de cererales con los nutrientes suficientes de una dieta nutritiva y también un fruto deshidratado pasan por la rejilla en la puerta adjuntos a un vaso de agua fluorada, y eso es ridículamente necesario . Es agotador el sabor simple y de alguna manera nunca tener suficiente.

Estoy tranquilo, pues las porciones de comida aún no tienen problemas graves, al menos me dan comida. Es basura, pero soy consciente de que afuera las personas se matan por cosas peores que basura.

¿Por qué nací del lado equivocado del camino? ¿Esto era por lo que estaba destinado? ¿Yo era malo por naturaleza? ¿El mundo me obligó a ser así? ¿Justificarse estaba bien luego de todo lo que hice? ¿Qué diría Fukuzawa-san? Tantas preguntas me abruman, y prefiero salir de ese enjambre llamado cerebro.

Esta rutina vive gratis en mi cabeza, me visto con esa pijama blanca y bata del mismo color, son suaves y no me quejo de la comodidad. Afuera de mi habitación hay dos guardias armados todo el tiempo. Nunca hablo con ellos pero sé que Marlo ya no está, seguramente fue expulsado. El novato no flexiona las piernas del mismo modo, hasta un simio lo notaría.

Camino seiscientos sesenta pasos hasta el elevador donde nos desinfectan. Desde que Fukichi está a cargo las reglas fueron más estrictas, no es como que me importen los otros investigadores, pero en general parecemos reclusos. Bueno, al menos los reclusos tienen cosas que hacer más divertidas.

Bajamos y me escoltan hasta el laboratorio donde trabajo. La noche anterior hice pruebas en ratas de un nuevo suero que podría funcionar en la idea del laberinto.

Los custodios se ponen en sus marcas para vigilarme, se supone que es por sí hay un ataque, pero no soy idiota. Sé que están aquí para dispararme en caso de querer escapar. Los ignoro como de costumbre—. Prueba número diez del suero T-46 en seres humanos—. Esperemos que funcione en el sujeto al que llamaremos Roxy— mi propio comentario me hace sonreír—. Roxy era el nombre de un dulce que comía mucho.

Fukuzawa-san lo traía para mí después de la devastación. Pienso mucho en los dulces, los extraño y ahora solo puedo imaginar sus sabores. Pongo el suero en el compartimiento diseñado para dividirlo en muchos piquetes. Pobre de aquel que esté del otro lado. Era Marlo.

Probablemente quiso huir del centro de investigación y al no tener tiempo para torturarlo optaron por experimentar con él para las próximas pruebas del laberinto, donde meterían a más desafortunados.

—El sujeto A-D59 es un varón de mediana edad, tipo de sangre O positivo, peso setenta y dos kilogramos— quiero serle indiferente, pero Marlo habló una vez conmigo “Ya basta chico, no quiero dispararte” eso dijo dijo cuando estaba en una crisis tratando de salir de mi celda de castigo "Supongo que debe ser difícil, pero si te sirve de consuelo, yo planeaba acabar con el sufrimiento de almirante Fukuzawa-san".

Empieza a quejarse pero eso no me detiene, no puede hacerlo—. Esperemos que reaccione, de lo contrario Roxy será desechado.

Las horas pasaron hasta que los golpes y gritos fueron disminuyendo. Encendí las luces negras de aquel cuarto y es cegador. Marlo perdió parte de la piel, y esa solo era la primera fase, despues seguía modificar sus extermidades y dientes. Por sí solo es aterrador, pero el actual regente no cree lo mismo, para él era necesario la perfección en todo sentido.

—Necesito ir al baño— me quejo hasta que abren el salón y me siguen hasta los sanitarios.

Mojo mi cara y me miro al espejo unos segundos. Ahora mismo soy una de las personas más sanas de la ciudad, todo gracias a mi maravilloso cerebro y claro a Fukuzawa-san. Si pudiera estar en otro lugar, lo estaría. Claro, si pudiera cambiar lugares contigo, lo habría hecho, yo habría preferido morir antes que mi benefactor.

Agito la cabeza antes de seguir con esos pensamientos inservibles—. Me volveré loco.

Vuelvo a mi trabajo, las cosas son así ahora. No tengo intenciones de ser tan apreciado por Fukichi, pero Fukuzawa-san me dijo algo antes de partir a la misión esa mañana fatal “Haz lo necesario para sobrevivir, sin importar que, vive por favor, Ranpo”.

Eso haré, ni más ni menos. Voy a sobrevivir aquí a como dé lugar.

Fue una jornada agotadora porque Roxy no tuvo avances. Sé que debería mostrar respeto por Marlo, pero esa cosa no es Marlo. Regreso a mi habitación siendo seguido por los guardias, en dos horas vendrán los del siguiente turno. Así son todos los días.

Volteo a la pared frente a mí, es pulcramente blanca, y eso me asquea. El blanco simboliza esperanza y pureza, pero es tan fácil de manchar, percudir y corromper. Odio el color blanco, odio la bata y pijama blancas porque se llenan fácilmente de sangre.

Quizá el blanco tomé otro significado en el futuro.

Amo traumatizar a mis personajes favoritos.
-Honey