Capítulo 2: My son

172 22 26
                                    

Advertencias: Ninguna.

Advertencias: Ninguna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

~•~

Cuando sufro insomnio divago entre las ideas incompletas que abundan en la fragilidad de mi mente. ¿No es la naturaleza humana deprimente?, nos obligamos a recordar las más tristes historias cuando estamos en el punto más bajo de nuestras vidas, claro, si consideras que esto es vida.

Recuerdo la noche de la purga, pues hoy se cumplen quinientos días desde el fatal contador rojo que no llegó a la meta de muertes. Supongo que Fukuzawa supo que no sobreviviría por mi cuenta y me obligó a permanecer en casa mientras él vigilaba. Creo fielmente que quiso engañarme, pues debía ir a proteger las bases militares, pero tan pronto que se dió el aviso, regresó a casa y se quedó sentado en la escalera viendo directamente la puerta, esperando atacar.

Pesadillas, una tras otra, nunca he podido dormir sin la luz apagada por ese motivo, y realmente quise ser fuerte, apague las luces de mi habitación para no ser un blanco fácil durante la masacre, pero no podía. Mi cuerpo sudaba cuando Fukuzawa quitó las sábanas de encima y me obligó a tomar solo lo necesario para el camino. Yokohama no llegó al número necesario para salvarse del virus, él sabía eso incluso antes de que fuera anunciado.

Es sorprendente como de un momento a otro tiene sentido hacer conexiones dentro de la política, como la diferencia radica entre amigable y cordial. Fukuzawa no era alguien de muchos amigos, pero por su eficacia y honor intachable lo respetaban entre otras áreas del ejército. Era el súper hombre que acudía al rescate de todos, incluído el mío.

“Debimos participar en la purga, quizá hubiéramos ayudado al número de bajas”, definitivamente me comporté como un mocoso, entiendo el porque me dió una bofetada al terminar esa oración. Mis papilas gustativas distinguieron el sabor a sangre que salía de mi labio.

Dijo “Nunca digas algo así, todas las vidas tienen valor” y siguió llamando a sus contactos para llevar a su ex esposa al centro de evacuación, pero lamentablemente ella fue víctima en la purga. Fukuzawa Yukichi no soltó ni una lágrima, solo bajó su teléfono y siguió manejando "No soy tu padre, pero mientras sea responsable por tí debes respetarme, porque nunca dejarían que te hagan daño. La purga es una salida sucia se problemas distintos, ambos lo sabemos".

Pensé en lo mal que hice al decir esas cosas horribles cuando la mujer que lo acompañó durante unos años murió por esas ideas. No tengo mucho que mencionar sobre su familia, estuvo casado durante cinco años cuando era más joven, sin hijos. Se divorció y centró su tiempo en el servicio militar, creo que deseaba tener el cariño y admiración de un hijo, de ahí su paciencia conmigo, pese a no ser un niño. Ahora que lo pienso, Fukuzawa quería una familia.

Antes de darme cuenta encendieron las alarmas obligándome a buscar mi ropa y callando mis recuerdos. Una vez al mes nos reunimos para discutir avances en los distintos experimentos: desde buscar una cura, hasta crear virus nuevos.

𝗕𝗿𝗮𝘀𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝗻𝘂𝗲𝘃𝗼 𝗮𝗺𝗮𝗻𝗲𝗰𝗲𝗿 [𝗥𝗮𝗻𝗽𝗼]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora