Two Monkeys Are Better Than One [Lmk AU]

❛Pasado Sin Escape❜

[Advertencia: Este capítulo contiene menciones de homicídio y canibalísmo implícitos e explítos. Proceder con discreción]

El sol salia desde horizonte, asomando sus rayos en un amanecer lento que alumbraba con timidez los campos y pastizales cubiertos de flores.

Un cuarteto un tanto peculiar caminaba por entre los densos bosques de China con su destino hacia la India. Parte de este grupo era un monje budista y sus discipulos, Zhu Bajie, Sha Wujing y Sun Wukong. Este último flotaba con vagancia sobre su nube de salto mortal, agitando su cola con vagancia, mientras su maestro y hermanos continuaban el viaje con serenidad. 

No era la primera vez en la semana que Zhu Bajie se quejaba de lo tardo e irritante que se estaba volviendo la travesía. El caballo de su instructor se desplazaba a paso manso, tampoco culpaba al animal, pocas eran las veces que su maestro se bajaba de él y además del peso del humano el pobre rocín cargaba con las escrituras del monje y algunas raciones. El resto se iba pasando entre los tres hermanos de viaje y justo en esta ocasión, le tocaba a Zhu Bajie.

El hombre cerdo iba a la par con su maestro, un poco más adelante Sun Wukong y Sha Wujing parlotaban sobre comida y mantenían una absurda competencia de cual de los dos había consumido la cosa más desagradable.

"Irónico" Pensó para sí mismo Zhu Bajie, él había sido el segundo de los discípulos destinados a acompañar a Tripitaka en su viaje hacia el oeste por la Diosa Guanyin, sin embargo conoció lo suficiente a Sha Wujing como para conciderarlo un amigo cercano y saber que en su pasado, cuando vivía como un monstruo en un lago acechando a cada ser vivo que intentara cruzar, había devorado a los suficientes humanos como para que en el fondo del río ya no se viera más que los cráneos de sus víctimas. De su otro hermano, no tuvo que escucharlo hablar para saber de su naturaleza violenta y sanginaría ya que fue testigo de las miles de muertes que causó el mono maldito durante todo su viaje.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la voz del versado. 

— Zhu Bajie. — El nombrado dio un pequeño salto por el susto, volteando torpemente hacia su maestro. 

— ¿S-si? ¿Algo le incómoda maestro? ¿Necesita agua? ¿Comida? —.

Tripitaka negó suavemente. Su expresión seria y frívola pero pacífica hacia que el estómago del hombre cerdo se revolviera en nerviosismo.

— Esta oscureciendo,¿Crees que sea buena idea montar un campamento aquí? —.

— ¿Aquí? — movió su cabeza ojeando los alrededores, no había rastro de civilización, pueblo, cabaña o lugar donde aguardar a salvo hasta la mañana siguiente. Solo arboles, arbustos, densa flora que se esparcia serpenteando divina por los alrededores despampanantes recubiertos de toda clase de maleza, hongos y flores, la tierra humeda sonaba hueca debajo de los cascos del penco que ya se notaba cansado de la extensa caminata. Alzó la mirada contemplando como el ocaso se hacia presente en las alturas, las estrellas tímidamente dejaban mostrar su brillo dada la ausencia de luz solar y la luna azomandose victorioso sobre el horizonte reclamaba el lugar que una vez fue del sol. —  No veo un lugar donde podamos resguardarnos del rocio matutino, maestro. 

— Sin embargo. — interrumpió a su alumno. — No podemos seguir caminando durante la noche, nuestros suministros tienen que ser racionados en lo que llegamos al siguiente pueblo que está a dos dias de aquí. — El monje subió su pierna izquierda que colgaba al costado del estómago del caballo para colocarla sobre el lomo y proceder a dar un pequeño salto antes de bajarse por completo. 

Zhu Bajie predijo el movimiento de su maestro y dejó la bolsa de suministros en el suelo para ayudarle a bajar del corsel. Una de sus pesuñas se elevó para tomar el brazo del monje y la otra, quedando debajo de la axila, frenó el impulso. Una vez sobre la tierra el monje asintió con la cabeza en modo de agradecimiento y silbó agudo a sus otros dos discípulos quien seguían muy metidos en su conversación.