❛Involuntariamente❜

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Unas enormes y ásperas pezuñas se clavaron sobre su cintura delgada, sus pies se despegaron del suelo cuando fue colocado con una fuerza casi bruta sobre el lomo del equino albino arrancando un quejido de su pecho. Su discípulo cargaba con una enorme mochila pesada mientras corría atravesando la densa flora, con las riendas en la mano a la vez que tiraba del caballo de su amo. La suave seda blanca que nacía desde la Corona religiosa y moría en lindas puntas ondeaba en el aire, la túnica que llevaba puesta estaba arrugada y casi destrozada mientras que Tripitaka se aferraba al caballo que huía despavorido por el fuego que se expandía por el área.

— ¡Zhu Bajie! ¡No estás en condiciones aceptables como para cargar con todo eso! — exclamó entre hilos entrecortados de voz por los galopes.

El demonio cerdo aún cojeaba debido a una herida especialmente grave echa al altura de la pantorrilla en el anterior encuentro con los demonios buey, además de un agudo dolor de cabeza palpitante que se apoderaba de él con fervor negando a soltarlo. Zhu Bajie seguía un camino apresurado mientras el caballo relinchaba.

— ¡Tenemos que alejarnos lo más pronto posible de la vegetación espesa si queremos evitar ser cocinados vivos, maestro! — Gruñó.

Las llamas estaban consumiendo todo el monte a sus espaldas, los animales corrían a la par de ellos en un intento desesperado de salvarse de una muerte segura. El monje todavía oraba por las almas caritativas de aquellos que los habían dejado estar en su casa, en el momento en que la morada de madera empezó a derrumbarse al ser consumidas por las llamas Zhu Bajie tomó a su maestro y lo sacó de las tablas ardientes que se hacía ruinas entre las brazas chispeantes, aún no podía quitarse la imagen de esa familia siendo tragada por la masa absoluta de fuego cuando sus pieles se derritieron con gritos desesperantes.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Tripitaka y contuvo un grito cuando fue lanzado hacia adelante chocando contra la espesa cabellera del potro. El caballo se detuvo relinchando, lanzó sus patas al aire cuando Zhu Bajie trató de tirar de él maldiciendo dejando que el monje en su espalda cayera al suelo.

El monje aterrizó con la cara en el fango, escupió la tierra en su boca para limpiar sus ojos haciendo una mueca. Alzó su cabeza cuando una delicada mano escamosa y pálida se extendió hacia arriba frente a sus ojos ofreciendo ayuda.

—  Vamos, maestro, tenemos que salir de aquí.

[. . .]

— ¡Guanyin! ¡Mi budista favorita! — sonrió el primate siendo jalado hacia abajo por la falda de leopardo aferrada a su cintura por su hermano quien lo obligó a arrodillarse en el piso frente a la deidad demostrando respeto. — ¡Ay!

— Le pido que perdone a mi hermano, Oh gran Diosa, venimos a ti en busca de ayuda, ya que en nuestra fugaz alegría de casi haber finalizado el viaje para dejar las escrituras sagradas, nos topamos con un enemigo mucho más potente de lo que nosotros pudimos contratacar sin dañar las honorables normas pacifistas enseñadas por mi maestro. — habló Sha Wujing con su cara enterrada en el suelo. — Si usted pudiera brindarnos uno de sus fieles discípulos que estuviera dispuesto a ayudarnos en el último tramo de nuestro viaje, seríamos honrados nuevamente por su gratitud.

— ¿Es este enemigo tan grande que Wukong es incapaz de luchar contra él? — cuestionó Moksha quien fue reprendido por la diosa.

— No dudo en que las habilidades de Sun Wukong sean pobres o insuficientes para vencer y acabar con lo que sea que se está colocando en su camino, sin embargo, ellos piden no un Guerrero, si no un Guía. Necesitan a alguien que los ayude a estar atentos para no tener que enfrentarse de manera violenta a lo que sea que esté acechandolos. — Moksha agachó la cabeza avergonzado.

Two Monkeys Are Better Than One [Lmk AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora