❛Catástrofe previa❜

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Pasos pesados retumbaban en el silencioso palacio. Las suelas de las botas de cuero hacían eco al chocar contra las baldosas de cerámica blanca, estas hacían un sendero luminoso que serpenteaba vertical dando con las miles de habitaciones atesoradas de los budistas que normalmente habitaban por esos cuartos precisamente decorados a su imagen hasta llegar a la gran sala donde se encontraba el majestuoso trono del monarca de los cielos; el emperador de Jade.

Allí, sentado sobre el cómodo almohadón bordó con plumas de grulla de Corona roja y tela de algodón silvestre, con los bordes decorados de piedras preciosas siendo la principal material al piedra de Jade incrustada a los alrededores del respaldo del gran trono de aspecto dorado.

Pudo escuchar el resonar de las pisadas agitadas incluso antes de que el guardián pasara por la enorme puerta principal. Jadeando, el hombre echó la cabeza al piso arrodillado con las manos extendidas hasta el frente y dijo con voz entrecortada.

— Mi señor, tenemos un problema muy grave, señor. — el pobre protector luchaba por mantener su respiración igual mientras hablaba con fuerte voz clara.

La voz del Emperador sonó colosal en medio de la enorme morada.

— ¿Y cuál es ese problema que amerita una intervención tan errática de tu tranquilidad? — Mantuvo sus pies firmes sobre el piso mirando hacia adelante, sus rodillas separadas  y una postura natural que infligia respeto.

— Creo, disculpe mi atrevimiento, que tendría que verlo por si mismo señor. — El guerrero mantuvo su posición durante el lento y tortuoso silencio que el monarca le dedicó durante algunos minutos, luego tuvo que aferrarse sutilmente al piso cuando el emperador se puso de pie caminando con tranquilidad hacia la puerta. Era normal que los dioses y deidades budistas fueran mucho más grandes que los celestiales o demonios comunes y estos tenían que tener cuidado cuando (los dioses o budistas mayoritariamente ya que ellos no utilizaban glamoures para disimular su tamaño) andaban a su lado.

El emperador se asomó por uno de los balcones. El guerrero, con lanza en mano, corrió escaleras arriba junto con el líder para poder auxiliar en cualquier pregunta que este tuviera, por qué, oh, si que va a tener varias preguntar al respecto. El hombre de apariencia mayor deslizó la yema de los dedos por encima de la linda baranda que lo separaba del exterior. El guardián le hizo señas a su jefe, señalando en algún punto borroso entre las nubes.

— ¿Lo ve? Es ahí, justo ahí.— A pesar de que se tomó el tiempo de advertir realmente no tuvo un propósito debido a que el Emperador ya había distinguido lo que él quería que viera.

La cara del hombre mayor era un poema, perdió color y su garganta se secó.

— Llama a la Budisthava Guanyin, dile que es urgente. — habló con voz autoritaria mientras sus cejas se fundían en un ceño fruncido.

— ¡Si, señor! — El guardián salió disparado escaleras abajo, avisaría al capitán de vigilancia a cargo y luego mandarían una nota escrita a la diosa pidiendo que se presente de la manera imperiosa en el palacio.

Mientras tanto, el Emperador se llevaba la mano a la cara pasándola por su barbilla. Su mirada clavada ferviente sobre la descomunal llama ardiente que se extendía por todo lo largo del monte de China arrasando con pueblos, flora, fauna, templos, humanos y demonios por igual. Era un fuego inextinguible e inigualable, había jurado que habían puesto a ese chico bajo la custodia de la diosa Guanyin después de lo sucedido con Sun Wukong. Esperaba que ella tuviera una buena excusa para esto.

[...]

Las nubes rosadas se movían tardas por el azulado manto celestial repleto de estrellas opacadas por el resplandor glorioso de la estrella madre apoyada sobre una montaña quién la ayudaba a elevarse en lo alto del reino de los cielos.

Con los primeros rayos de sol un templo se empezaba a divisar entre la taciturna niebla, un amoroso templo echo de robusta madera de zi-tan y ladrillos de arcilla caolín, la cubierta repleta de pequeños cilindros de jade con el marco alargandose por entre los bordes de un color dorado formando una ligera vuelta de caracol en la punta cuando llegaba al filo del techo que a su vez se inclinaba hacia arriba como si fuera el caparazón de un crustáceo.

A su alrededor el santuario se encontraba  repleto de hermosas flores que brotaban en dirección a la entrada del mismo, preciosos tallos, capullos y flores que se mostraban bellas y fértiles ante la salida del astro brillante.

En el interior del hermoso templo, se hallaba la Bodistvha Guanyin meditando. Sus mil manos se encontraban desplegadas por su espalda, sus manos normales se posaban sobre sus rodillas cruzadas y se mantenían con la palma hacia arriba concentrando su energía, las otras manos vagaban por el aire luciendo elegantes y delicadas al rededor de ella. Un aura clara brillaba a su alrededor emitiendo leves zumbidos, los pétalos de loto se movían en sincronía con sus manos y su cabello suelto caia en ondas oscuras hacia abajo.

Una vez finalizada su meditación nocturna, cosa que hacía para pasar el tiempo dado a su falta de sueño al ser un ser divino, sus manos volvieron a esconderse detrás de su espalda, la diosa pestañeo un parte veces antes de que sus pupilas se normalizaran y esperó pacientemente en su trono. A esta hora, Moksha normalmente se levantaba para poder meditar, limpiar los jardines, la sala de reliquias, planificar el horario, no sin antes ir a presentarse frente a su maestra con una reverencia, tener una pequeña charla antes de salir disparado a hacer cualquier pedido o cumplir sus propias obligaciones orquestadas por él mismo y tiempo después, Minkuan se despertaría por el ruido que el primer príncipe de loto provocaba al organizar, a pesar de que el templo era un lugar donde el ruido se mantenía escaso y de volumen bajo, tener seis orejas no le favorecía en nada al simio quien terminaba madrugando para llegar hasta los pies de la diosa.

El mono se inclinaría, mostrando respeto y cuando ella levantara su mano dándole paso, él caminaría con cierta emoción subiéndose en el regazo de ella, apoyaría  su cabeza sobre el pecho de la diosa y se acurrucada sobre su lugar seguro.

A Guanyin no le molestaba, ella mantenía su mente en blanco hasta que Jinzha (Segundo príncipe de loto, hermano mayor de Nezha y hermano menor de Moksha) hiciera su aparicion en eltemplo. Cada dos días el joven aparecía en busca de Moksha, normalmente ambos se quedaban a escuchar las enseñanzas de la Diosa mientras Minkuan estaba fuera recogiendo fruta del bosque que se ubicaba a una corta distancia del templo, Jinzha era discípulo de la Bodhistava Manjushri quien era una de los más antiguos seres celestiales existentes en el universo y al ser un chico tan apasionado no creía que fuera un mal gasto de su tiempo pasar tiempo con la diosa de la misericordia. Pasada más la tarde, ambos hermanos bajarían hacia los templos mortales en busca de las ofrendas ofrecidas hacia la budista y las llevarían ante ella para poder cumplir las voluntades pedidas por esos seres de vidas efímeras.

Sin embargo, esa mañana tuvo una visita que no estaba prevista. Como todos los días, Minkuan estaba sobre sus piernas, su cola enrollada en su tobillo mientras resoplaba con calidez. Su pelaje azabache brillando con fuerza se arremolinaba en su frente salvajemente, la diosa colocó los mechones fuera de la frente del mandril con dedos suaves, sonriendo cuando él se removió suavemente. Lastimosamente su tranquilidad no sería eterna, las orejas izquierdas de Macaque se contrajeron hacia arriba, movió su cabeza como un felino hacia el ruido, sus pupilas se achicaron para después dilatarse.

Está aquí.— Minkuan saltó del regazo de su maestra para subir a su nube. Antes de que pudiera salir del salón, Moksha lo detuvo jalando la cola del mono deteniendolo en el acto. — ¡Auch!

— Maestra, Sun Wukong y Zha Wujing desean hacerle una consulta, están esperando a que le de la orden de entrada. — ignoro el quejido del mono y lo arrastro suavemente por el piso mientras él no se resistía. —

— Dejalos pasar. — Moksha asintió y cuando maestra y discípulo estuvieron solos, Guanyin habló con rapidez. — Por favor, Minkuan, confío en nuestro progreso en tu actitud impulsiva, pero te pido que te comportes..— suplicó.

Minkuan asintió con las orejas temblorosas y la mirada perdida, molesto.

Guanyin soltó un profundo suspiró, esto iba a hacer difícil.

Two Monkeys Are Better Than One [Lmk AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora