Capítulo VI

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Un trato


—¡Espera!. ¿Cómo puede ser eso un castigo reducido?, ¡Se escucha horrible!.

—Oh, créeme, no querrás saber cual es el castigo del octavo círculo —un escalofrío recorrió la espalda de Erica—. Sin embargo, como veo que no te gusta mi veredicto final y como eres una de las pecadoras más interesantes que he visto, te propongo un trato —Erica concentró toda su atención en él.

—Si me ganas en un juego de cartas, tu castigo será trabajar.

—¿Trabajar?.

—Sí, específicamente para mí -se señaló con su dedo pulgar.

—¿Qué pasa si no gano? —una sonrisa desquiciada se apoderó de satanás.

—Tu castigo iniciará inmediatamente -un chasquido, fue lo que escucho Erica antes de tener atada una soga del cuello y ser aventada a un vació. La soga estaba fuertemente atada a su cuello, a pesar de que ya estaba muerta sentía que se estaba asfixiando, empezó a patalear pero solamente sentía que la soga se ajustaba más a su cuello, comenzó a escuchar un horroroso crujido, era el sonido de sus vértebras fracturandose, a pesar de que para ese momento solo escuchaba un zumbido, pudo escuchar perfectamente el sonido de varios pájaros acercándose, escucho otro chasquido. De un momento a otro se encontraba nuevamente en el suelo, sin ninguna soga, le costaba respirar—. Ese es un pequeño ejemplo de lo que te podría pasar, así que será mejor que pongas todo tu empeño en ganar —Erica asintió de manera brusca—. Bueno, he decidido utilizar una baraja inglesa y antes de que reclames algo, te enseñaré cómo se utiliza en uno de tus intentos, tienes tres intentos, pecadora.

Erica asintió, Satanás empezó a explicar cómo se utilizaban ante la mirada atenta de Erica. Le enseñó los tipos de cartas que había y cómo se ganaba. El primer juego fue ganado por Satanás.

—Lo ves, así es como se gana un juego, te quedas dos oportunidades, pecadora.

El segundo juego empezó, Erica sabía lo que tenía que hacer. El ambiente era pesado, ninguno de los dos hablaba, simplemente se dedicaban a elegir sus cartas. Después de unos minutos en espera se logró el desenlace menos esperado.

—Empate, ¿eh?, ni siquiera yo me lo esperaba —Erica, tampoco lo esperaba, no pensaba que iba a ganar—. Eres mejor de lo que esperaba. La siguiente es la decisiva —empezó a barajar las cartas-. Me impresiona que no intentes hacer trampa, pecadora.

—Mi nombre es Erica, no pecadora —comentó de manera tajante mientras veía como revolvía las cartas—, estoy jugando en tu territorio, sería muy estúpido de mi parte intentar algo parecido.

—Tienes razón, si hubieras hecho trampa, me hubiera enterado y tu sentencia empezaría de inmediato —un escalofrío pasó por su columna. Nadie comentó nada, siguieron jugando en silencio hasta que el momento decisivo llegó—. ¿Lista?, empezaré yo primero —de manera lenta demostró sus cartas, dejando que Erica observara una combinación de tres cartas con el número 6 y un par de 3—. Tengo un full, ¿Tú que tienes?— de manera lenta demostró sus cartas.

—...

—¿No sabes verdad?.

—...no.

—Tienes una escalera de color, al parecer ganaste —empezó a dar saltitos alrededor de ella y estrecho su mano—. ¡Felicidades!.

—¿Gane?.

—A veces parece que eres de lento aprendizaje, ¡sí!, ganaste. Ahora, déjame explicarte un poco más sobre el trabajo que tengo en mente para ti —Erica dirigió una mirada inquisitiva hacia él—. Necesito que te conviertas en la parca.

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