Capítulo XXIX

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Recordando el pasado

(Parte 2)


Erica no sabía que hacer, hace más de media hora que se encontraba siendo jalada por aquel arcángel, habían abandonado el pueblo unos minutos atrás, al inicio se alarmo, pero recordó que el arcángel había dicho que quería hablar con ella en un lugar privado. Agradecía no sentir cansancio pues se encontraban caminando por un lugar empinado, después de pasar unos minutos finalmente el arcángel soltó a Erica.

—Aquí es —exclamó el arcángel felizmente. Erica observó el lugar, ambos se encontraban en un risco, casi al final del risco había una manta de cuadros junto a una canastilla—. ¿Te gusta?.

—Es bonito —admitió mientras observaba el lugar, la vista desde ahí era espectacular, se podían ver kilómetros de colinas, montañas al fondo y la inmensidad del campo. El viento soplaba suavemente entre su cabello, el olor a bosque hacía que el momento fuera sereno y tranquilo, había pasado bastante tiempo desde que no se sentía así.

—Sabía que te gustaría, tengo que aceptar que me tomo algo de tiempo encontrar el lugar ideal para nuestra cita —Erica volteo a verlo, había olvidado que no se encontraba sola, frunció el ceño al recordar al poner atención en lo que había dicho el arcángel.

—Esta no es una cita.

—Entonces digamos que es una cita de amigos —Az se sentó encima del mantel, palmeo el mantel con su mano, Erica comprendió que quería que se sentara, decidió hacer caso, se sentó en el extremo opuesto al que se encontraba Az. Observó como el arcángel frente a ella empezaba a sacar cosas de la canastilla, cucharas, platos, tazas, hasta una tetera, al final sacó un enorme pay el cual colocó en el suelo, con sumo cuidado, cortó el pay, lo colocó en un plato y se lo extendió a la parca verde, Erica lo recibió y empezó a comerlo, esto bajo la atenta mirada del arcángel—. Vaya, pensé que no aceptarías —Erica simplemente se limitó a disfrutar el pay que, ahora que lo había probado, sabía que se trataba de un pay de moras.

—Al principio no lo iba a aceptar —se sinceró, dio otra cucharada al pay—, pero no es como si pudiera morir de envenenamiento —el sabor del pay hizo que soltara un ligero quejido de gusto—, está muy rico.

—Qué bueno que te guste —Erica escucho el sonido de agua vaciarse, observó como el arcángel vertía un extraño liquido de color verde en una taza—. Ten —le extendió la taza. Erica observó el liquido con sumo cuidado, al olerlo le llego un aroma parecido al pasto, decidió dejar eso de lado y lo provo; no pudo ocultar la mueca que hizo al probar el té, la risa de Az la hizo voltear a verlo.

—Veo que no te gustó el sabor de té verde —Erica observó como el arcángel toma el mismo liquido sin hacer ninguna mueca, al parecer le gustaba.

—Sabe feo, no sé como puedes tomarlo sin querer escupirlo.

—Bueno, yo no sé cómo puedes tomar café sin querer escupirlo. Ambos son amargos.

—Eso es porque el café no sabe a pasto —exclamó, el comentario le dio cierta risa al arcángel.

—Tienes un punto —continúo bebiendo su té, tranquilamente—, ahora que hemos entrado en confianza podemos continuar con lo que estábamos hablando en el pueblo —Erica asintió.

—Esta bien, habla —exclamó mientras daba un mordisco a su segunda rebanada de pay.

—Veras, hace bastante tiempo que quería conocerte —exclamó, Erica no esperaba aquella contestación por parte del Arcangel, empezó a ahogarse con aquella rebanada que había comido—. Cuidado —Az se acercó y empezó a darle golpes en la espalda a la parca verde.

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