Capítulo XXII

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El entrenamiento de Brook


Después de haber caminado por varios minutos, llegaron a un lugar apartado. Erica se recargó en un árbol en espera de ver como se desarrollaría las cosas.

—Me estoy dando cuenta de lo aburrido que soy comparado con tres parcas —exclamó Chase sin mirar a alguien en específico. Comprendía que era la única persona que podía lograr que Scarlet volviera en sí, pero le gustaría poder hacer más.

—Bueno, entonces no perdamos más tiempo —comentó Brook mientras se daba un paso al frente—. Para comenzar déjame decirte lo obvio. La razón por la que tu demonio se apodera de ti es porque no tienes control en tus emociones. Cuando sientes que el miedo, la ira o cualquier otra emoción primitiva negativa te consume...la energía demoniaca que tienes en tu interior se fortalece. Y así es como se apodera de ti: o le otorgas el control para huir de la situación o se vuelve tan fuerte que sobrepasa tu humanidad —explico seriamente mientras miraba a Scarlet—. Aquí es donde se vuelve un problema que yo te enseñe a controlarlo —este comentario captó la atención de los presentes—, no tengo ni idea de cómo lidiar con eso. Nunca perdí el control de mis emociones —Erica bufo ante esto último, una parte de ella se encontraba genuinamente sorprendida ante aquella revelación—. Pero eso es por qué nunca tuve motivos para temerle al demonio o a regresar al infierno. Si la gente muere, es porque así son las cosas. Si no cumplo con mi cuota, a Satanás no suele importarle y, en el peor de los casos, regreso al purgatorio. No me importa. Pero tú eres la mascotita de Satanás, te espera el novelo circulo del infierno —una mueca apareció en el rostro de Erica al escuchar la palabra mascota—, y sabes que algún día vas a regresar. Solo pospones lo inevitable. El fin del mundo es inevitable, al igual que tu sentencia. Todos los humanos morirán y se te acabarán los pecadores. Incluso si la humanidad evita la extinción, la energía del universo se agotará y tendrás que enfrentar su fin. Y, cuando llegues a ese punto, la espera hasta el fin del universo habrá sido más pequeña que un átomo en el radar de la eternidad. Tu sentencia de aislamiento es inconmensurable para un ser humano.

—¡Brook! —gritó Chase haciendo que el mencionado volteara a verlo—. Cállate —Brook no se inmutó ante la respuesta de Chase.

—Scarlet puede hablar por sí misma. Si quiere que pare, lo dirá.

—Solo la estas provocando —Erica se dio cuenta que el tono de Chase era pasivo-agresivo.

—Sabes exactamente lo que estoy haciendo. Cálmate —volteo a ver a Scarlet, no parecía muy afectada por sus palabras. La provocación verbal no estaba funcionando.

—Agh, de acuerdo, esto no va a funcionar —empezó a masajear ligeramente su frente ante la frustración que sentía—. Rubio ve a dar una vuelta, literalmente.

—¿Por qué lo haría?

—Por que tu presencia está impidiendo que su demonio salga —Erica sabía que iban a seguir discutiendo por lo que decidió interrumpirlos.

—Ven Chase, demos una vuelta por el lugar —Erica se acercó a Chase y le ayudo a levantarse—. Volvamos cuando Scarlet ya le haya arrancado la cabeza —exclamó mientras empezaba a caminar sin rumbo fijo. Aún se encontraba algo escéptica sobre el entrenamiento, pero le daría la oportunidad a Brook de intentarlo. Ambos vieron como Chase y Erica desaparecían entre los arbustos.

—Dependes demasiado de ese detective, eres patética —Scarlet no se inmuto.

—Como sea, ¿Puedes apurarte y enseñarme que hacer sin provocarme con eso de la soledad? —a Scarlet no le gustaba recordar su inevitable destino—. Podemos hacer que mi demonio salga, pero todo acabara como siempre, mal.

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