Vacío

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       El festival de fin de año había llegado, y con ello, la graduación de los alumnos de tercer grado de secundaria. La graduación de Park Jong Seong. Había llegado el momento de las presentaciones especiales de despedida que organizó cada grupo estudiantil. Era el turno de los alumnos pertenecientes a las clases extracurriculares de música. El resto de los estudiantes se encontraban sentados en el auditorio, ansiosos, murmurando y riendo mientras esperaban la tan aclamada presentación. Incluso los profesores alzaban la vista curiosos con las cámaras de sus celulares preparadas para grabar. Y Jungwon no se quedaba atrás, los cosquilleos que recorrían su vientre y el tamborileo de sus dedos se potencializaron cuando las luces del escenario se encendieron y los telones se corrieron. Los del club de música ya estaban listos, en sus posiciones y con los instrumentos en mano, para dar paso al resultado de su tan practicada presentación.

       A un costado, al frente, se encontraba Park Jong Seong, de pie, con su característica guitarra eléctrica de color negro colgando de una correa. En esta ocasión usaba una plumilla roja, normalmente usaba unas transparentes o blancas para practicar. Fue entonces que la música comenzó. Al inicio las melodías eran lentas, llenas de complicados arpegios, violines constantes y voces armoniosas con expresiones dramáticas para tocar canciones como Dust In The Wind, luego la batería resaltó en Every Breath You Take. Casi al final, Park tomó más presencia del escenario luciéndose con los solos de guitarra en Your Love de The Outfield y por último, la canción que ya conocía desde el mes pasado.

       En esta última, no participaron todos los alumnos de música. Solo permanecieron en el escenario unos cuantos. Park se colocó más hacia el centro, quedando al costado de otro compañero que también tenía una guitarra eléctrica, pero de color rojo. La canción arrancó con unos sonoros y rítmicos golpes resonantes de la batería para dar paso a un solo de guitarra dirigido por Park, quien separó un poco más las piernas y se inclinó para atrás, sacando inconscientemente su pelvis. El chico de la guitarra roja comenzó a cantar, Jungwon debía reconocer que su voz era hermosa, y era impresionante que pudiera tocar la guitarra al mismo tiempo que le dirigía miradas coquetas a las chicas que se encontraban sentadas en las hileras del frente. Los gritos de emoción no tardaron en aparecer.

       La batería se detuvo, dando más presencia a las guitarras y a los aplausos a ritmo de los alumnos para animar a los chicos. Park alzó la vista y buscó algo por la audiencia, hasta que su mirada se cruzó con la de Jungwon. Y la melodía estalló, la batería hizo presencia de nuevo y el solo de guitarra de Park dominó la canción. Durante unos segundos no apartó la vista de la suya, comenzó a sonreír. Jungwon creyó que se desmayaría por los nervios y la alegría que inundó su vientre y subió abruptamente a su rostro, haciéndolo ruborizar con potencia. Luego Park se volteó para caminar un par de pasos mientras seguía tocando el increíble solo de la guitarra. El baterista reía mientras seguía con la secuencia, el de la guitarra roja alzó emocionado una pierna y agitó su cabello. Park se inclinaba hacia atrás y hacia adelante con ritmo. En verdad estaban disfrutando del momento y divirtiéndose, y no se diga de la audiencia, que gritaba ante la increíble canción tomando fotos o videos de los chicos. Se lucieron.

       Al terminar, Jungwon sintió un extraño orgullo y alegría por haber escuchado el resultado de las constantes prácticas de Park. Fue espectacular, fue una despedida realmente inolvidable. Aunque ese último pensamiento le hizo reducir su sonrisa, no quería despedirse de Park. Era cierto que no habían interactuado demasiado a lo largo de esos dos largos años, pero ciertamente era alguien muy especial para él, aunque Park no lo supiera. Y por eso, quería declararse. Era ridículo para muchos de sus amigos y no tenía caso confesarle sus sentimientos ese último día, pero en verdad quería expresarle lo mucho que le gustaba. Aunque no ocurriera nada después, por primera vez tuvo el valor de decirle a alguien que estaba enamorado y no quería despedirse de Jong Seong sabiendo que nunca se enteraría de lo que sintió. No importa que ese sea el último día o que esa fuera su última interacción, sentía que era lo mínimo que podía hacer.

       Fue entonces que el mensaje de uno de sus amigos lo dejó petrificado. Se levantó del asiento y se dirigió apresurado a las puertas del auditorio. Salió despavorido y corrió por todos los pasillos para dirigirse a la salida del colegio. Cambió el rumbo para cruzar por el estacionamiento y ubicar el carro de los padres del chico, no lo pensó mucho, pero sería vergonzoso confesarse enfrente de sus padres. Siguió buscando con la mirada y corriendo apresurado, pero no lo halló.

       El sonido de unos motores llamó su atención. Se giró alarmado y vio el dichoso carro conducir a una hilera a su derecha. Había llegado tarde. A pesar de todo el tiempo que tuvo para confesarse, no lo hizo y ahora había perdido su única oportunidad. Era el último día de clases. No tenía la suficiente cercanía con el chico como para seguir estableciendo comunicación o siquiera saber en qué preparatoria estudiaría. Tampoco tenía su número de celular ni sus redes sociales, eran unos completos extraños. Y darse cuenta de ello de una forma tan abrupta, le dolió.

        Solo era un conocido irrelevante en la línea de vida de Park Jong Seong.








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