Dieciocho

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—Estamos listos para computar los votos emitidos por la junta directiva. Que gane el mejor.

La junta directiva le había dado el honor a Cheon Minjoo llevar el proceso de selección para nuevo presidente y vicepresidente de la junta directiva de Maden Motors por ser el miembro con mayor antigüedad.

Finalmente, después de tres años el mismo proceso se llevaría a cabo como una tradición que se mantenía fiel a lo establecido por Cheon Wookang antes de morir. Los periodos para los presidentes y vicepresidentes eran cortos con la finalidad de evitar corrupción interna y darles oportunidad de ser partícipes en todas las decisiones que se tomen. En realidad, el fallecido patriarca deseaba que sus dos nietos trabajaran juntos para mantener el legado familiar.

Taehyung fue el primer presiente después de la muerte de su abuelo y luego de tres años tendría que someterse a los periodos de votación si quería mantenerse en la silla, sin embargo, un caso demasiado peculiar estaba sucediendo.

—Empate.—sentenció Minjoo.

Era de esperarse, luego de que uno de los miembros se haya ausentado por motivos particulares.

—Yoongi tenía el voto de calidad. Y dado que en este momento tiene un tema más importante, me temo que la sesión se levantará y someteremos la votación para otro día. A no ser que haya dejado otras instrucciones.

—El señor Min estaba consciente de que estos contratiempos ocurrirían. Así que su voto particular irá a favor de la persona por quien votó en la primera ronda. Kim Haerin.

La mencionada rió en su lugar un poco sorprendida de semejante decisión.

Yoongi ¿Estás seguro?—Haerin se cuestionó mentalmente.

Si bien, esperaba que Yoongi le diera el voto de confianza a Taehyung por ser mejor amigo de éste. Pero ¿Desde cuando el hombre era condescendiente con ella en estos temas comerciales?

[••••]

Los trabajos de votación habían terminando y Haerin era la nueva presidenta de Maden Motors.

Aunque Taehyung esperaba llevarse el triunfo, los últimos movimientos de Yoongi lo había dejado desconcertado. Sin embargo, tan sorprendido no estaba, porque para Taehyung no era un secreto que Yoongi antepusiera a Haerin en todo momento por el simple hecho de ser la madre de sus hijos, a pesar de ello no podía decir lo mismo en el ámbito laboral, donde su amigo prefería apartar una cosa con la otra. Sin embargo, con esto, Yoongi había dejado claro que su lealtad estaba únicamente con Haerin y no con él, ni con nadie más.

Y hasta cierto punto, terminó por conmover a Taehyung por las consideraciones que su amigo tenía con su hermana, después de todo era menos imbecil que Seokjin.

Entonces, el contenido que pasaba en el televisor lo sacó del trance.

—Ya veo, estás comenzando a jugar tus cartas, bien hecho, señor Presidente.

Taehyung sonrió con suficiencia metiendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón y antes de adentrarse a su oficina, se dirigió a su secretaría.

—Envía al nuevo presidente de Corea la botella de vino más cara que haya en el mercado.

La mujer vaciló en su lugar tratando de obtener el dato para estar en sintonía con su jefe, pero éste se adelantó con arrogancia.

—M-i-n- Y-o-o-n-g-i.—deletreó.—Por si no has visto las noticias.

La chica se cubrió los labios completamente aturdida. Y tan pronto, abrió su móvil buscando todas las noticias, donde cientos de titulares hablaban del CEO del Grupo Min, un empresario que derrotó a todos sus contendientes de la manera más humillante.

Yoongi había pasado de ser un mini magnate al presidente de todo un país. Volviéndolo en quizá, el hombre más poderoso de las tierras coreanas.

Lo cierto, es que cada movimiento que Yoongi había trazado tenía un objetivo y la respuesta era por demás clara; el hombre estaba protegiendo aquello que consideraba su única familia: Haerin, Seokwoo y Haejin, de todo aquello que representara un peligro para ellos.

Porque la guerra estaba muy cerca de estallar y para ganarla, tendría que obtener un lugar en la torre piramidal del poder.

[••••]

La noticia de Yoongi ya había recorrido todo el edificio, era de esperarse pues el hombre tenía gran parte de su fortuna invertida en Maden Motors.

Fue tan aleatorio, sobre todo para los que apostaron muy poco desde que anunció su candidatura. Pero el hombre tenía un carisma demasiado particular, una oratoria impecable y todas las cualidades que lo convertían en un líder nato.

Mientras Haerin miraba a través del ventanal de su oficina anonadada por el bello clima que hacía hoy, recibió una llamada que atendió casi de inmediato.

Escuché que venciste a tu hermano, felicidades presidenta Kim.

—Lo mismo digo, señor presidente.

Ambos rieron juntos a través de la llamada por las ironías de la vida. Sin darse cuenta, en el mismo día lograron tomar el control de tantas cosas, demasiadas coincidencias que podrían terminar lastimando a otros.

Sólo quiero ser un hombre del que mis hijos se sientan orgullosos.

The Good VillainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora