Las clases ya estaban terminando, sus amigos le esperaban ahí juntos ya decididos a buscar un club, Hikaru sin saber exactamente que escoger decidió seguir lo que sea que hiciera cada uno, pero mientras tanto que tanto pensaba no parecía haber algo que le interesase lo suficiente escribiendo una pequeña historia en su cuaderno sin prestar mucha atención.
–¿que tal si te metes al club de literatura? –le dijo Jun– ahí siempre te pones a escribir algo cuando puedes.
–y se te da bien –le dijo Mako– quizás no lo mejor siempre, pero se nota que vas mejorando.
–revisemos eso primero entonces
Los cuatro se levantaron de sus lugares empezando por ir hacia el salón del club de literatura, era un lugar bastante amplio, los escritorios estaban en círculo y en la estantería estaban algunas de las cosas que habían escrito los viejos miembros, ahí un chico de aspecto calmado se les presentaba, una postura firme, sus lentes bien limpios y una vibra soberbia y carismática que le resultaba tan magnética, le ofreció la mano a Hikaru guiándole a uno de los escritorios.
–¿no hay otros miembros? –preguntó Hikaru– aunque quisiera hablar con él presidente del club.
–están en medio del reclutamiento deberían volver pronto y sobre lo otro, ese sería yo.
Los demás ya sabían como iba a terminar eso así que decidieron dejarle por su cuenta, siguiendo con Mako, quien pensaba unirse al club de ocultismo y lo paranormal con tal de no tener mucho que hacer.
la sala olía a incienso y el gran saco de sal en el fondo y la gran esfera de cristal sobre el gran pentagrama en el centro, las dos chicas ahí vestían en capuchas negras que le cubrían su rostro y con cierta incomodidad el se sentó al frente de ellas sintiendo algo extraño sobre esas dos, el resto decidió salir.
–¡espera! ¡No me dejen solo aquí!
–es muy tarde para ti –le dijo Jun cerrando la puerta detrás de él– fuiste un gran amigo.
Se escapaba un espantoso grito proveniente del salón, como si su alma estuviese siendo arrancada de su cuerpo junto a todos sus arrepintimientos, los escalofríos recorrían toda la escuela donde nadie sentía pena de aquella pobre alma en desgracia.
–deberíamos volver por él.
–esas dos son mis hermanas, no le pasara nada. Posiblemente.
–pero...
–¿En qué quieres meterte?
–supongo que en el club de arte, no es algo que pueda hacer yo.
Jun asintió acompañándola hasta el salón, era un salón amplio casi vacío donde apenas unas cuatro personas quedaban ahí adentro, siendo solo entre cuarto al último año, en su nerviosismo Roboto no sabía que decir exactamente o si siquiera presentarse, hasta que Jun le empujó adentro sin pensarlo mucho.
–ya te dejo, iré al de Fútbol.
Ella examinó el salón por un instante, en el centro había un chico que aparentaba ser el presidente del club, su expresión era algo indiferente, como si nada pasase por su cabeza en ningún momento, su cabellera despeinada y su piel pálida tampoco indicaba que saliese demasiado, Mahiko Maeda, a su lado había una mujer de aspecto serio mirando hacia una computadora, aparentemente la supervisora del club, quien simplemente se estaba dedicando a las cuentas entre la prístina e inquebrantable concentración que tenía, Yukiko Katsugi, otra estaba pintando contra la luz de la ventana, su cabello estaba atado finamente en un gran moño, sus manos estaban perfectamente limpias y su delantal libre de manchas de pintura, sus pinceladas eran elegantes, delgadas y sin complicaciones, Makima Shigesato, y la otra solo posaba para ella tratando de sacarle charla, solo acostada en el sofá dibujando algo desviando su mirada del mundo, garabateando sin parar hasta que algo le tocase esa pequeña vena creativa sin mucho éxito, Asa Miyazaki.
ESTÁS LEYENDO
ROBOTO ROBO ROBO
Ciencia FicciónConoce a Roboto, una androide con la capacidad de sentir emociones humanas y aun con las dificultades que pueda llegar a tener, ella no parara de vivir su vida como lo desea.