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Mire a mi madre con los ojos cristalinos, mi taza con café estaba temblando por los nervios que tenía, sentía que en cualquier momento me iba a desmayar, no tenía otro lugar donde ir. Necesitaba que mi madre me creyera, que me dejara formar parte de la vida de Neville.

- Te creo.

Parpadee varias veces al escucharla decir eso, ¿Escuche bien?, Me cree. Mi mamá, me cree. Algunas lágrimas de felicidad se deslizaron por mis mejillas. Dejé la taza a un lado y me acerque a abrazarla siendo correspondida.

- No sabes cuánto te extraña, mamá. - Admití aún siendo abrazada por ella.

- Yo también Betty - Dejo un beso en mi frente - Ahora te irás a duchar, te prepararé algo de comer ¿si? Aún están tus cosas en tu antigua habitación - Sonrió con dulcura y me sentí como una niña chiquita otravez.

Asentí, subí las escaleras y en una de las puertas vi el nombre "Neville" al lado de la habitación de Frank.

La habitación de Neville estaba en medio, estaba alado mio, y el de Frank. Quise entrar pero sería invadir su privacidad y nisiquiera lo he visto.

Entre en mi antigua habitación y todo seguía igual, era como si el tiempo no hubiera pasado, me sentía una adolescente otravez, sentía que todo estaba bien. Todo estaba como lo recordaba, estaban mis cosas en el mismo lugar donde los dejé. El sentimiento de nostalgia me invadió. Este lugar antes era un manicomio, Marlene siempre venía a quedarse en casa y hacer piyamadas, también Mary, aveces Sirius y James se colaban en nuestras piyamadas. No pude evitar sonreír ante el recuerdo.

Agarre un poco de ropa y me meti a bañar, cuando el agua golpeó mi piel no pude evitar saltar de la impresión, en Azkaban solo nos dejaban bañarnos una vez cada seis meses. Además solo eran tres minutos de baño. Pero está vez yo podía bañarme hasta la hora que yo quisiera, sin preocupaciones.

Al salir me sentí fresca, me sentí joven. Me mire en un espejo, mi cabello me llegaba hasta la cintura por lo cual hice una mueca, nunca me gustó como me quedaba el pelo tan largo, agarre unas tijeras y me lo corte hasta un poco debajo de los hombros. También me corregí el flequillo, me depile las cejas, las piernas, los brazos, me cepille los dientes y con mi varita hice un hechizo para que los dientes que tenían caries volvieran a la normalidad.

Me sentí linda, por primera vez en doce años me sentí asi.

Salí de la ducha y baje las escaleras, mi madre me estaba esperando en la sala con un plato de tarta de fresa y un té, sonreí. Se sentía tan hogareño, un sensación que no sentía desde hace mucho tiempo.

- Come y después cuéntame cómo estás ¿Si? - Dijo mama y yo asentí.

Al terminar mi comida, me preparé para hablar. - Mira se que no debería estar aquí, es una locura me escape de Azkaban pero me gustaría hacer bien las cosas, quiero conocer a Neville formar parte de su vida, soy su madrina. Somos su única familia. Porfavor - Pedí.

Ella suspiró pesadamente - Me pides demaciado, Neville, bueno. El no te odia, pero tampoco eres su persona favorita. El piensa que tú ayudaste a esa bruja a torturar a Frank y Alice - Dijo.

Se sintió como un balde de agua fría.

- Pero, si tan solo me dejaras hablar con el, por lo menos veinte minutos solo necesito saber de él, necesito conocerlo. Todo que hice es por el, porque me importa.

Mi madre sonrió y negó con la cabeza - Bien, haremos esto. Cuando Neville vuelva de Hogwarts hablaras con el, te daré veinte minutos si las cosas no salen bien, tendré que pedir que te vayas, eres mi hija, pero el es mi nieto. Y es más importante, espero puedas entender.

Asentí inmediatamente, cualquier oportunidad que tenía para hablar con Neville, aún que sea decirle un hola y que sepa que no soy culpable me bastaba.

𝗗𝗲𝗮𝗿 𝗠𝗮𝗿𝗮𝘂𝗱𝗲𝗿𝘀 ✦✦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora