La vida en Borderland es desesperante para la mayoría de sus turistas, pero cuando la fé es sustituida por un amargo ansia de venganza, Borderland se convierte en el nuevo paraíso de los locos...
Pero, cuando esa ansia desaparece, y es sustituida nu...
" El sueño de un lunático sería quedarse, mi sueño es que tú te quedes conmigo"
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Seis meses antes...
La luz se había ido, y eso significaba que la tele tampoco funcionaba. Arashi estaba sentado en la cama, mientras comía algo de ramen y miraba la tele, aunque esta se acababa de apagar de la nada, tal vez fue un fallo eléctrico, eso pensaba hasta que vió a su novio salir del baño totalmente empapado y con una expresión confusa, al parecer no era solo la luz...
Actualmente...
La playa, un paraíso en el infierno, el paraíso en el que se encontraban ambos encapuchados. Chishiya llevó a Arashi ante el gran líder de esa utopía, el Sombrerero. Durante el camino hacia ese lugar, estuvieron en total silencio, había algún que otro comentario sobre el mapa que habían encontrado, y también algún comentario desagradable sobre los cadáveres, algo bueno ya que así Arashi supo que el albino era médico.
-Ah ah- dijo en forma de negación hacia el hombre con gafas, este estaba extendiendo la mano hacia el pelirrojo. - No pienso darte mis cartas, chalado-.
El sombrerero se acercó con imponencia hacia el chico, mientras levantaba los brazos. -¡La playa, está creada para que tarde o temprano todos sus habitantes salgan de aquí! Es necesario si te quieres quedarte...- le dijo, volviendo a extender la mano.
Arashi miró a Chishiya, el cual estaba mirando la escena desde una esquina del cuarto, este entrecerró los ojos y miró hacia el bolsillo del pelirrojo.
El sombrerero también hizo lo mismo, dándose cuenta de que ahí estaban sus cartas, con un chasquido de dedos, dos sujetos agarraron los brazos del más bajo, evitando así que se moviera. Se acercó al chico el cual estaba forcejeando inútilmente, y metió la mano es su bolsillo, sacando unas cuarenta cartas de póker.
- Vaya, parece que llevas aquí mucho tiempo...- dijo el sombrerero, para después dar un paso hacia atrás y revisar la cartas. - Tienes muy buenas cartas.. - levantó una eufórico. -¡El cuatro de diamantes, esta no la teníamos!- entusiasmada mente siguió mirando las cartas con asombro.
-¡Joder, ya podéis soltarme, si me ha quitado las cartas!- siguió forcejeando, mientras era observado desde lejos por el albino.
El sombrerero paró de contar las cartas, se quedó estupefacto mirando la baraja. Levantó la vista hacia Arashi, el cual dejó de forcejear extrañado, el más alto levantó lentamente la carta. - Nueve de corazones...¡Esto es grandioso!- sonrió de manera apasionada mientras giraba sobre sí mismo.
Arashi lo miró estupefacto, esa carta era la más importante para él. - Esa no tío, dámela venga - dijo en un tono algo desesperado, comenzó a forcejear de nuevo. -¡Devuélveme la carta!-.
