La vida en Borderland es desesperante para la mayoría de sus turistas, pero cuando la fé es sustituida por un amargo ansia de venganza, Borderland se convierte en el nuevo paraíso de los locos...
Pero, cuando esa ansia desaparece, y es sustituida nu...
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Kuina, así se llamaba la chica, por lo visto estaba buscando a Chishiya para hablar sobre algo que Arashi no debía saber, o al menos eso dijo la chica.
- Venga, no me dejéis con la curiosidad -. Dijo en un tono de molestia el pelirrojo.
Kuina se había sentado en la cama, mientras que el albino se puso de pie frente a ellos, como siempre, guardando sus manos en la chaqueta, Arashi seguía sentado, mientras miraba a los chicos hablar.
- Ya te lo he dicho, no te lo podemos contar -. Kuina lo miró mientras mordía el cigarro de plástico con impaciencia y se cruzaba de brazos.
- En realidad...- ambos miraron a Chishiya, este, al ver que esperaban que siguiera, continuó con la oración. - Sí que podemos, hasta podría sernos útil...-. Esto último lo dijo mostrando una pequeña sonrisa prepotente.
La chica de rastas lo miró con confusión mientras dejaba de cruzar los brazos, por otro lado, el pelirrojo miró al albino atentamente, algo impaciente.
El albinos abrió la boca y comenzó a dar vueltas lentas de un lado a otro. - Como sabes, las cartas se nos quitan y las guardan en algún lugar del edificio, lo que queremos hacer...- dejó de dar vueltas y miró al pelirrojo. - Es robar las -.
Arashi abrió más los ojos de lo normal, aunque por sus rasgos faciales hacía que sus expresiones fueran menos notorias. -¿Queréis robar las cartas?-.
Kuina suspiró de manera irritante, mientras se levantaba y miraba al pelirrojo con fastidio. - Como cuentes algo, te mato -. Miró a chishiya con el ceño fruncido.¿No se supone que era un secreto?¿Y si se lo dice a alguien?-.
El albino la miró divertido, mientras levantaba las manos en señal de rendición. - Qué carácter...-.
- Entonces,¿Podré recuperar mi carta?- ambos miraron al pelirrojo sentado en la cama, con la mirada puesta en sus manos, las cuales estaban vacías.
-....- Kuina no dijo nada, simplemente lo miró extrañada.
- Claro -. De nuevo, las miradas fueron dirigidas al albino, el cual volvió a guardar las manos en sus bolsillos. - Podrás recuperar tu nueve de corazones, a cambio de ayudarnos -.
El pelirrojo suspiró aliviado, tendría la oportunidad de volver a tener esa carga, y todo sería gracias a Chishiya. La chica se volvió a cruzar de brazos, mientras mordía estresada su cigarro falso.
- Pues yo me piro, no hemos echo nada productivo, además, tengo hambre...- se dirigió a la puerta, siendo observada por los chicos. - Y no hagáis nada raro, no quiero encontrarme el cuarto echo un desastre -. Así, salió del cuarto, dejando a los chicos solos en este.
